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Aquel larguirucho de Vélez

  • Es el primer malagueño en ocupar el banquillo de España

  • Jugó cuatro mundiales como futbolista

  • Ganó el Mundial como director deportivo

Tenía el listón altísimo Fernando Ruiz Hierro cuando soñaba con salir de Vélez para conseguir convertirse en profesional. Al menos, intentarlo. Era el tercero de una saga importante en el Club Deportivo Málaga. Antonio, el mayor, imponía. Vieja escuela. Manolo también, apuntaba alto, tenía cosas de futbolista moderno. Y luego él. Cuenta la leyenda que en Martiricos le descartaron porque con ese físico no iba a llegar lejos. Cosas del fútbol.

Hierro era un chico espigado y más bien flaco, sí, y la comparación con sus hermanos no ayudaba. Pero estaba tocado por una varita. Su destino era ser futbolista, además, de los grandes. Se marchó a Pucela de la mano de su hermano Manolo en la temporada 1986/87. Estuvo en el Valladolid Promesas, pero un viejo lobo como Vicente Cantatore se dio cuenta de que tenía delante a un jugador de élite.

Ganó la Eurocopa de 2008 y el Mundial de 2010 como director deportivo de la RFEF

Dos campañas en el Valladolid en Primera División le sirvieron para que todos los grandes del fútbol español se lanzasen a por él. Finalmente fue el Real Madrid el que logró firmarle. Y ahí comenzó su leyenda. Jugó 37 partidos y marcó siete goles con los blancos para conseguir alzarse con su primer título liguero. Fue el año de Toschak y el récord de los 107 goles, cerrando el lustro mágico de la Quinta del Buitre. Ese verano formó parte de los elegidos para el Mundial de Italia de 1990, su primera cita y en la única que no jugó.

Estuvo 14 temporadas en el Real Madrid (de 1989 a 2003), disputó 601 partidos y marcó 127 goles. Endulzó su palmarés logrando, además de otros títulos, cinco Ligas, tres Champions y dos Intercontinentales. Destacó como central y como centrocampista. Por sus números se puede observar su gran capacidad goleadora. De cabeza, de fuera del área, de falta directa, de penalti. Dominaba un amplio espectro. Además tenía mucha jerarquía y personalidad, lo que le llevó a ser capitán blanco y de España.

Tuvo alguna experiencia en Catar (Al-Rayyan) y en la Premier (Bolton Wanderers) y era un asiduo de aquellos viejos partidos de la Selección FIFA, que reunía a las mayores estrellas del mundo para algunos amistosos. Era otro fútbol. Era otro mundo.

Hierro recogió el testigo de Zubizarreta en España, liderando la transición de siglo en unos años en los que La Roja aún era La Furia. 89 partidos y 29 goles en total con la selección, donde estuvo un tiempo como máximo goleador superando a Emilio Butragueño (26). Después de Italia'90, estuvo en cuatro mundiales, USA'94, Francia'98 y Corea-Japón'2002. En los tres marcó. 12 partidos y cinco goles en su haber. También estuvo en dos Eurocopas. Esa fue la gran espina de su carrera, no levantar un título llevando el brazalete de capitán de España.

Sin embargo consiguió sacarse esa espina -y de qué manera- en los despachos. Antes del comienzo de la Eurocopa de Austria-Suiza de 2008 se convirtió en director deportivo de la RFEF. Tras el título, previo lío con Luis Aragonés, apostó por Vicente del Bosque, quien le entrenó en el Real Madrid. El resto, es historia contemporánea, España ganó el Mundial de Sudáfrica de 2010 y la Eurocopa de Polonia-Ucrania de 2012.

Ese último título no lo sumó. Se marchó en 2011, el mismo año en el que al fin formó parte del Málaga. Hierro se incorporó como mánager general del club en pleno apogeo de la era Al-Thani. De hecho fue uno de los primeros en avistar el temporal que se avecinaba. Tras algún desencuentro con el presidente del Málaga por los impagos y la falta de compromiso del jeque, Hierro abandonó Martiricos.

Unos años después le picó el gusanillo del banquillo, regresó al Madrid para ser segundo de Carlo Ancelotti (14/15). Tras la salida del italiano, Hierro también se marchó. Su reaparición se produjo al asumir el reto de ser primer entrenador de un equipo de Segunda División como el Oviedo (16/17), donde no le fue del todo bien. Una temporada en la que los asturianos acabaron octavos y no le renovaron.

A los pocos meses, después de sus breves experiencias como técnico, regresó a su puesto en la Federación de director deportivo. Pese a ser un hombre de Villar y del llamado antiguo régimen, Luis Rubiales mantuvo su confianza en él después de convertirse en el nuevo presidente de la RFEF.

Tras estallar este caso Lopetegui, Hierro ha tenido que volver a ejercer de apagafuegos y se ha convertido, contra todo pronóstico, en el hombre que se sentará en el banquillo de la Selección española en este Mundial. Es la primera vez que un malagueño toma las riendas del combinado nacional. Será la sexta Copa del Mundo en la que participe de manera activa Hierro, que ahora tendrá que demostrar que está preparado para el reto en un momento de shock absoluto.

Es curioso que el estreno de Hierro en el banquillo de España coincida con el debut de Isco Alarcón en un gran torneo. Siete Copas de Europa entre ambos malagueños, que sueñan con poner otra estrella encima del escudo de La Roja. El del Arroyo de la Miel siempre ha sido uno de los ojitos derechos del veleño, con quien ya coincidió en el Málaga de Pellegrini.

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