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La maldición de El Pireo

  • El Unicaja ha ganado en las pistas de todos los campeones de Euroliga en los 20 últimos años salvo en la del Olympiacos, donde jugó siete veces, y en la de la Virtus, a quie no se midió nunca

El Pireo tiene su identidad propia, distinta a la de la Atenas que le rebasa. Si el Panathinaikos es el equipo de todos los atenienses, como dice su nombre en griego, pero hunde sus raíces en la aristocracia local, el Olympiacos es el barrio pesquero, la apertura al mar. Aunque los tiempos cambiaron y hay mezcla. El apodo de sus aficionados responde al nombre de gavrós. Así se llama uno de los periódicos que informa del Olympiacos. Y es que el significado de gavrós en curioso para un malagueño: boquerones.

Hasta el templo de los boquerones rojos de El Pireo viaja hoy el Unicaja para afrontar mañana un nuevo duelo del Top 16 en una semana, como la próxima, fagocitada por la Copa del Rey. El Palacio de la Paz y de la Amistad es un lugar prohibido para el Unicaja, que en siete visitas no ha sido capaz de conquistarlo. Es la última pica que le queda por clavar de las grandes pistas del continente. Un dato revelador. En los 20 últimos años ha habido siete campeones de Europa diferentes. En las pistas de Joventut, Real Madrid, Panathinaikos, CSKA y Maccabi el Unicaja ha ganado alguna vez. En la de la Virtus de Bolonia nunca ha jugado, así que difícilmente podía haber vencido. Y en la del Olympiacos nunca ha ganado. Moscú era el anterior lugar que se resistía, pero Marcus Williams frotó la lámpara el año pasado y el Unicaja venció por primera ocasión en Rusia.

En esta historia europea que año a año construye el Unicaja, ha visitado al Olympiacos con plantillas diferentes y en diversas épocas, pero una especie de maldición persiste. Se han perdido los siete encuentros por una media de 13.4 puntos.

En la Euroliga del debut en la campaña 1995/96 ya se jugó en El Pireo, con amplia derrota. En 2001/02 se vivió una ajustada derrota (81-80) con letra pequeña. Durante el partido se sustrajeron dos puntos del Unicaja tras una canasta de Paco Vázquez, concedida por los árbitros pero que no subió al marcador. Se quedó en el limbo aquella reclamación cajista, a la que la Euroliga no dio continuidad. Aquel duelo se jugó en un pequeño gimnasio de Atenas porque los pabellones estaban siendo acondicionados para los Juegos Olímpicos de 2004.

Más tarde, en la campaña 2005/06, la de la Liga ACB, se perdió por sólo tres puntos (89-86), con un triple de Garbajosa para mandar el duelo a la prórroga que no entró. Aquella derrota, después de una fase final de la Copa del Rey, seccionó una racha de 11 victorias consecutivas en la mejor competición del continente por parte del Unicaja. Era el estreno en un Top 16 que se atragantó para un equipo que tenía hechuras de Final Four y algo más.

Y así, las cuatro posteriores visitas se saldaron con derrotas más o menos amplias. La última el pasado mes de noviembre, en el estreno europeo de esta temporada, en el que el Unicaja combatió hasta los últimos minutos con opciones de ganar, pero no bastó. La maldición de El Pireo existe, toca romperla.

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