La marca Fenwick
El arquitecto malagueño construirá el Educacion City, uno de los estadios del Mundial de Catar.

Una vez capitulado el Mundial de Brasil, en 2018 llegará la hora de Rusia. Cuatro años más tarde, el testigo lo tomará el primer país de Oriente Medio en albergar un evento mundialista: Catar 2022, si la FIFA no deja estéril la decisión tomada en diciembre de 2010. Allí, un malagueño dejará su huella. Entonces nadie podrá derribar lo que hoy es tan sólo una imponente maqueta. Será el Education City Stadium, la obra que el arquitecto Mark Fenwick levantará en Doha para acoger uno de los grupos y un partido de los cuartos de final.
Falta tiempo para que sea realidad, pero el reto es mayúsculo para uno de los más reconocidos ideólogos de arquitectura deportiva en todo el mundo.
En este sentido, su "gran reto" lo tendrá con el Education City de Doha, que será una de las nueve sedes de Catar 2022. "Será un evento tremendo. Conozco detalles de otros estadios y serán infraestructuras que van a marcar", explica el malagueño, quien destaca que la escasa distancia entre los estadios "hará posible que los aficionados puedan ver varios partidos en un mismo día".
Auspiciado por la poderosa Qatar Foundation, el objeto del estadio es dotar de instalaciones a la universidad de la propia firma, por lo que "el estadio se va a terminar haciendo, haya Mundial o no". Tendrá una capacidad de 47.000 espectadores y una temperatura media de 26 grados, que combatirá el sofocante calor del desierto.
Sin embargo, "sorprenderá el facetado en forma de diamante". "Queremos que la luz del sol catarí se refleje en la fachada y resulte atractivo de ver desde lejos", resalta Fenwick, quien adelanta que se usará una pintura "con la que, al reflejarse la luz, cada cara tendrá un color diferente". Tanto Fenwick como Iribarren presentarán en octubre el ampuloso proyecto ante el comité organizador de la cita mundialista, el paso previo para el levantamiento de "un sueño".
Más allá de Catar, Fenwick e Iribarren son los culpables de algunos de los más reconocibles estadios construidos en los últimos años. El mejor ejemplo, Cornellá-El Prat, donde, desde el año 2009, el Espanyol disputa sus partidos como local. "Fue una obra importante; el primer proyecto deportivo que ganamos, en un concurso en el que participaron nombres de prestigio", reconoce Fenwick sobre un enclave etiquetado como la mejor instalación deportiva del mundo en 2010.
Precisamente, Cornellá fue tomado por la UEFA como modelo para explicar cómo debe derivar la construcción de futuras instalaciones. Su relación con el máximo organismo del fútbol europeo va más allá, puesto que Fenwick es coautor de la Guía para estadios de calidad, tomada por el ente presidido por Michel Platini para guiar a federaciones y clubes continentales.
Para Fenwick, el concepto de estadio abarca mucho más que el aspecto futbolístico. "No concibo una infraestructura así que no tenga conexión completa con la ciudad", estima el constructor, al tiempo que cree que el ejemplo "más novedoso" está en el Allianz Arena de Múnich: "Antes encontrábamos monstruos de hormigón en plena urbe. Ahora, el exterior cobra mayor fuerza, porque debe producirse una integración total con el ambiente que lo rodea".
Su acento y nombre lo delatan. No obstante, a Mark Fenwick (Londres, 1955) el destino le trajo a Churriana con tan sólo tres años. Su infancia y juventud las recuerda junto a las playas de Torremolinos, hecho que le convierte en un malagueño más. El sol de la costa malacitana le robó la sobriedad británica. "Málaga es mi vida". De aquel niño que disfrutaba en La Carihuela queda mucho. Cada verano regresa para desconectar del frenesí propio de un arquitecto de prestigio.
Como un conquistador, su huella ya es indeleble en todo el mundo, desde que fundase, en 1990, con Javier Iribarren una compañía que ya planifica el Estadio Nacional de Hungría. El sello de Mark Fenwick traspasa fronteras. Su estilo une lugares tan dispares como Budapest, Lucena o Doha. Las obras que cobran vida de su mano poseen señales inequívocas de la ciudad que los abraza. Algo que le ocurre a él, quien, a pesar de su nombre, tiene la marca la de una tierra que, en sus primeros años, le acogió.
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