A falta de un retoque, que se puede producir o no, el Unicaja 2011/12 ya tiene ojos y cara. Es una plantilla con un armazón diferente, que ha renovado su nómina sin recurrir a nombres rimbombantes y supuestamente contrastados sino buscando perfiles distintos de jugador. La imaginación a la que suele apelar desde su rueda iniciática el presidente Eduardo García se ratifica echando un vistazo al plantel a disposición de Chus Mateo. Nombres nuevos desconocidos para el gran público.

Hay un cambio evidente en la política de contratación de la entidad ahorradora. Menos riesgo económico y más riesgo deportivo. Las cuatro caras nuevas (lo de Garbajosa se puede considerar una continuidad) tienen varios trazos comunes. Valters, Rowland, Zoric y Darden son jugadores que oscilan entre los 27 y los 30 años, la supuesta madurez de un deportista. Gente que sabe lo que es el baloncesto profesional y que llegan a un club de dimensión superior a lo que ha sido su carrera. Momento de dar un salto o de estrellarse. El Unicaja asume esa incertidumbre. A más dinero, más posibilidad de acertar, se dice. O no, como contradicen los casos de McIntyre o Printezis.

Aunque se detecte pesimismo en la hinchada cajista por el teórico poco vuelo de las contrataciones y una curva descendente en los resultados, no está de más recordar que el Unicaja es uno de los 10 clubes más valorados del continente, con una licencia A de la Euroliga y un patrocinador de probada solvencia. Málaga es un destino muy apetecible para un altísimo porcentaje de jugadores y para sus agentes. Desde el Unicaja se intentan mandar mensajes optimistas cara al futuro, de garantía de prosperidad y de compromiso. No calan en la totalidad de la masa social, no obstante.

Los cuatro nuevos comparten un detalle, que puede ser inquietante y a la vez una motivación suprema. Ninguno ha jugado en su carrera un partido de Euroliga. Todos han hecho referencia en sus presentaciones o declaraciones postfichaje a este hecho, a la ilusión por participar en la mejor competición de clubes fuera de la NBA. La Euroliga maneja códigos algo distintos a los de la ACB. Arbitrajes más permisivos, equipos con filosofías diferentes, otras culturas baloncestísticas... Es un reto para ellos.

Para los nuevos y para los antiguos, es también un desafío este nuevo equipo, que remoza su cabina de dirección con Valters y Rowland. El primero, al menos, sí conoce la ACB. Tiene previsto llegar este martes a Málaga, pasar el reconocimiento médico y ser presentado el miércoles. Ya estuvo en Los Guindos para firmar su contrato, pero se dilató su puesta de largo. No deben hacer mucho para mejorar la dupla McIntyre-Barrera con la que se comenzó la pasada campaña.

Darden, que se prevé venga el jueves y sea presentado el viernes, completa, a la espera del anuncia de la contratación de Pablo Almazán, un perímetro en el que la referencia debe ser Gerald Fitch. Berni, Saúl y Tripkovic, que está en el escaparate pero no se regala, son los compañeros de puesto.

Por dentro, Freeland será la referencia absoluta. Ya demostró la pasada campaña que es un jugador sobre el que construir algo serio, falta rodearle adecuadamente. Están reservados para él 30 minutos de juego por partido, como cuatro o como cinco. En el Unicaja se considera que no hay en Europa más de cinco pivots más determinantes que el inglés. Lo exhibió en la pasada Euroliga, siendo el tercer jugador más valorado de la primera fase.

¿Dan Zoric, Sinanovic y Garbajosa más el apoyo intermitente de Lima el sustento necesario? La cancha lo demostrará, a falta de una inconcreta salida de Tripkovic y el consiguiente fichaje de un cuatro, que respondería a un perfil similar a los ya contratados. Cuatro hombres sin nombre, pero con hambre para crecer en Málaga. De ellos dependerá en mucha medida el futuro del Unicaja 2011/12. Quedan 10 días para empezar a trabajar.