En río revuelto
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El Málaga viaja a Valencia tras el parón con menos presión tras la victoria ante la Real pero con buenas perspectivas. El ambiente enrarecido en Mestalla hace albergar opciones de rascar.
De Valencia han salido trasquilados Héctor Cúper, con dos finales de Champions; Rafa Benítez, tras ganar dos Ligas; y Quique Sánchez Flores y Una Emery tras meter repetidamente en la Champions al equipo. Así que, tras un comienzo mediocre de temporada, los niveles de paciencia con Nuno Espirito Santo están muy bajos. El Málaga puede darle un empujoncito al precipio al técnico luso, que en la Costa del Sol ya experimentó el amargor de un despido cuando el breve Jesualdo Ferreira fue despedido para dejar el terreno libre al aterrizaje de Manuel Pellegrini y la construcción del mejor Málaga de la historia.
Ha menguado la tensión que existió entre Valencia y Málaga tras los fichajes de Isco y Joaquín, cuando el equipo costasoleño merodeó por la aristocracia y amenazó el statusquo de, no sólo el Valencia, esos habitantes declase alta (Atlético, Sevilla o Villarreal) que movieron sillas y descolgaron teléfonos para aprovechar los resquicios que abrieron la dejadez y el cierre del grifo de la propiedad para descabalgar esa ilusionante escalada malaguista. Pero queda ese pique con el Valencia. Mestalla ha sido siempre campo hostil y pasan cosas raras. Lo más reciente fue esa expulsión de Darder tras media hora de meneo al Valencia en la primera jornada de la pasada Liga. Sin olvidar un gol anulado a Juanmi, en posición legal por dos metros. Cómo no acordarse de ese 4-3, con Baptista empatando temporalmente el duelo con dos jugadores menos. Y así se puede ir rebobinando hasta encontrar la única victoria, en blanco y negro, año 1955.
El presente es que se miden los dos equipos menos goleadores de la Liga, siete tantos entre los dos. A cambio, han mostrado solvencia defensiva. Lo que no quita que pueda verse un buen partido en Mestalla. Nuno se ha limpiado a Álvaro Negredo de la convocatoria. Unas declaraciones en las que mostraba su queja porque los delanteros jugaban demasiado lejos del área parecen el detonante. Pero cuando el técnico se carga a un peso pesado de una convocatoria evidencia tensión.
En el Málaga no está el eje habitual desde la venta de Darder, de vuelta a la escena malaguista en la última semana, formado por Recio y Tissone. Faltan los dos, pero a cambio Gracia usa el comodín, con valor de as, de Ignacio Camacho. El que debe ser faro y guardia de tráfico de este equipo no jugaba un partido desde el cierre de la pasada Liga, en mayo. Cinco meses y una operación después regresa. Hay intriga por ver cómo desplegará Gracia el equipo. Seduce ver un trivote con Pablo Fornals y Juanpi arropando al maño. También caba la opción de colocar a Duda ahí. ¿Velocidad con Tighadouini y Juan Carlos? Tiene pinta, con opciones para Horta. El hattrick de Charles le hace indiscutible arriba.
En cualquier caso, con dos semanas para trabajar en el laboratorio, seguro que nada coge por sorpresa y Javi Gracia habrá desmenuzado al rival para hacerle la vida imposible. En un interesante juego de nervios el Málaga tiene una dosis extra de tranquilidad. Un empate en el Bernabéu y una victoria sobre la Real Sociedad refuerzan la idea y el trabajo del técnico navarro. Siempre que la tensión esté en unos mínimos altos es un buen punto de partida. Mestalla aprieta, pero esta vez la soga la tiene puesta el equipo local. El Málaga pesca en río revuelto. Una noche de fallas en el coliseo ché es un plan seductor de sábado noche.
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