El show de Williams (63-74)

Euroliga

El Unicaja se asegura en Berlín la tercera plaza del grupo en un partido iluminado por cinco minutos maravillosos del base. Vidal se asienta y Repesa gestionó diferentes defensas zonales.

José Manuel Olías

06 de diciembre 2012 - 22:31

Berlín/El baloncesto de Marcus Williams es de una dimensión superior. No de Euroliga, donde ha decidido esparcir con más frecuencia el perfume de jugador superlativo, sino de más arriba. Transformó un duelo casi más amistoso que oficial en un fenómeno de obligado visionado. Pocos jugadores de su talento, sobran dedos de las manos, se han visto en Málaga, con su capacidad para jugar al baloncesto. Se podrá aducir su falta de defensa, sus desconexiones, algún pase extraviado... Perfeccionistas siempre existen, también infelices. Williams juega mucho y bien al baloncesto.

El base garantiza en cada partido un partido al menos un par de acciones imborrables. Y es productivo, en la balanza suma más que resta. Quizá se detecta una dependencia preocupante en el equipo de él. Pero los jugadores de este calado propician ese efecto. Vean, por ejemplo, el Madrid o el Barcelona con o sin Rudy o Navarro. Williams, a la espera de verle en partidos de máxima trascendencia, a vida o muerte y en circunstancias más combativas, apunta a esa estirpe de jugador. Suscita inquietud e ilusión verle en esos trances. Puede decantar qué es este Unicaja.

Williams colecciona exhibiciones en esta Euroliga. Ante el Montepaschi, en Polonia, en Tel Aviv, dos triples matadores para el Alba en Málaga... Ayer grabó una muesca más en Berlín, donde el Unicaja venció (63-74) y aseguró el tercer lugar de grupo. La lección de baloncesto concentrada en cinco minutos, del 25 al 30, que dispensó el californiano hizo valer la pena un partido prescindible en el que el Unicaja de nuevo ofrecía una versión más cerca del suspenso que el aprobado. Antes de Williams, 49-41, después de Williams, 51-59. El resultado de su irrupción fue un devastador parcial de 2-18. Un torbellino el angelino, que destrozó el decorado. La secuencia fue la siguiente. Un triple en diagonal, un contraataque culminado tras un buen robo de un muy activo Gist y una fenomenal entrada a canasta tras varios amagos y una acrobática bandeja. Fue la primera ráfaga (49-48). Después, asistencia a Zoric para dejarle solo y que le hicieran falta, otro triple, un maravilloso pase a una mano desde su campo para habilitar a Dragic y que el esloveno se metiera hasta la cocina y el festival lo cerró con un pase a Lima, abierto, que el brasileño transformó en canasta desde seis metros. Tras la tormenta Williams y ante la admiración de un público alemán menos numeroso (Berlín estaba nevada y el partido no era trascendente) de lo habitual, el Unicaja había volteado un choque que no convenía perder por la tendencia y por la mentalidad. Es un buen bálsamo para el equipo malagueño en su búsqueda de la solvencia que todos, Repesa el primero, demandan.

El Alba compareció sin dos titulares, Thompson y Schaffartzik, es cierto. Pero también es verdad que Montepaschi y Maccabi sólo ganaron en el majestuoso O2 berlinés por dos puntos. El Unicaja lo hizo por 11 (63-74) y de esta manera se aseguró la tercera plaza del grupo, que puede ser segunda ya si el Montepaschi pierde hoy en Chalon. De momento, la victoria del Maccabi en Polonia deja a los amarillos primeros, aunque el balance cajista sea idéntico (7-2).

Hay un antes y un después de la explosión de Williams. Un Unicaja de nuevo con un comienzo remolón (11-1 adverso), con cinco minutos de apagón atacante, con cambios desde el principio por faltas, con Morley y Miralles haciendo pupa en la zona... Lugares comunes con otros nombres enfrente, pero un escenario demasiado habitual para un equipo que aspira a más continuidad y regularidad. Poco a poco se enjugó. Repesa hizo pruebas, ordenó defensas zonales presionantes que acababan de forma distinta y Vidal, cuyas sensaciones son bastante buenas, tuvo su dosis de minutos. La salida del catalán cambió un poco el ritmo (18-14 al final del primer cuarto) y dos triples de Gist más la citada zona cortaron el intento de marcha de los de Obradovic (33-32). Incluso, tras canasta de Simon, el Unicaja dominaba al descanso (35-36).

La caraja tras pasar por el vestuario no se marchó hasta que irrumpió Williams y frotó la lámpara. Los 10 puntos, tres asistencias y un robo que concentró en esos cinco minutos explican con números el impacto tremendo en el partido. Desde ahí al final fue otro duelo. Remar río abajo es más cómodo que río arriba. Gist estuvo fallón en ataque, pero su actitud es otra a la de un mes atrás. Se involucra y se faja, molesta más en defensa. Como Dragic, corto de tino en el triple pero terriblemente incómodo para las defensas rivales. Zoric se unió ya a la fiesta en el final del encuentro para fortificar la victoria y Sergi Vidal repitió tanda de minutos de calidad. Las pruebas zonales de Repesa resultaron satisfactorias para partidos venideros de más exigencia, en los que harán falta más cosas que la genialidad de Williams. Es un bastón del que no conviene abusar. Pero, en días así, hay que sentarse y disfrutar con su particular show. Merece la pena.

FICHA TÉCNICA:

ALBA BERLÍN: Wood (4), Byars (11), Djedovic (8), Miralles (7), Morley (6) - cinco inicial-, Avdalovic (4), Thompson (), Fulle (-), Schultze (12) e Idbihi (11).

UNICAJA: Calloway (7), Simon (8), Dragic (4), Gist (9), Zoric (11) -cinco inicial- Urtasun (4), Lima (6), Vidal (5), Williams (16), Fran Vázquez (-) y Perovic (4).

ÁRBITROS: Boltauzer (Esl), Latisevs (Let) y Haris Bijedic (Bos). Eliminados por faltas personales Simon y Zoric.

PABELLÓN: 02 World. 7.816 espectadores.

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