Es una historia que se repite una y otra vez: el Antequera domina el marcador durante la mayoría de los minutos y, casi inexplicablemente, se deja empatar cuando el partido está muriendo. Ayer le volvió a ocurrir ante el Alcobendas, cuando llegó a los últimos cinco minutos con tres goles de ventaja. Una vez terminado el encuentro, el 27-27 imperaba en el luminoso merced a un parcial del 0-3 y diversos errores de los locales. Así pues, la octava plaza se queda a un punto después de que el Ciudad Real hiciera lo esperado ante el Cuenca 2016 (33-36). Los de Antonio Carlos Ortega ya se habían ganado un billete copero por ser los anfitriones, pero querían presumir de estar en la Copa por méritos propios. No podrá ser y el Antequera se va de vacaciones con cierto amargor.

Arrancó el envite con el cuadro malacitano muy serio, encorsetando cualquier intentona de los de Rafa Guijosa, integrante destacado del mítico Barcelona de los años 90, como Ortega. A los siete minutos, el Antequera ya ganaba por 7-3. Guijosa pidió tiempo muerto, pero el panorama no modificó su decoración: al descanso se llegó con la misma diferencia 16-12. Jorge Martínez se erigía en el pilar malagueño al registrar un 43% de efectividad bajo palos.

Tras la reanudación, los fallos ofensivos y la exclusión de Obradovic dieron alas al Alcobendas, que comprimió el duelo hasta revertirlo (20-21). Ortega reaccionó pidiendo a los suyos iniciativa en ataque. El marcador alcanzó el empate a los 22 goles, pero retornaron viejos fantasmas al Fernando Agüelles, que asistía al desfallecimiento progresivo del Antequera. El golpe decisivo vino por la descalificación de Andersson y la exclusión de Trivundza. Los de Ortega, noqueados, no pudieron materializar ninguna de sus ofensivas y el Alcobendas puso las tablas.