Proteccionismo
Tribuna Económica
Obstáculos al comercio y la inmigración, agravios a las minorías étnicas, recortes sociales y de impuestos, abandono de compromisos internacionales, como el del cambio climático, son razones suficientes para entender la tensión política en los Estados Unidos y la preocupación en el resto del mundo con la llegada de Trump a la Casa Blanca. En política económica lo más relevante es su rancia propuesta proteccionista de fijar de aranceles sobre las importaciones con el fin de favorecer a los productores nacionales. Arrecian las críticas, pero conviene recordar que aquí se han reclamado políticas favorecedoras de la sustitución de importaciones hasta hace relativamente poco, que se mantiene la protección sobre algunos sectores, como el agrario, así como otras barreras técnicas (controles de calidad) y éticas (comercio justo y restricciones ambientales). Por otro lado, durante los últimos años se han vivido diferentes episodios de guerra de divisas en todo el mundo, es decir, intervenciones en el mercado de divisas con el fin de ganar competitividad internacional forzando la depreciación de la moneda.
La crítica del librecambismo se basa en que si bien el arancel provoca el aumento del precio de los productos importados y favorece la producción local y la creación de empleo, sus consecuencias a medio plazo pueden resultar muy adversas. En concreto, perder eficiencia, al sustituir al proveedor más barato en el extranjero por otro nacional que produce a precios más elevados, y también competitividad, como consecuencia del aumento de los precios interiores. Además, entre los efectos más discutibles del arancel está el perjuicio que provoca entre los consumidores, cuyo excedente previo al establecimiento del arancel (algo así como el beneficio de poder adquirir un bien a un precio reducido), termina repartiéndose con las empresas y el estado.
A pesar de esta crítica, la fijación de un arancel puede no resultar perjudicial. Los episodios de violación de las reglas de la competencia, a veces por la intervención directa de gobiernos, son tan numerosos y agresivos que la iniciativa proteccionista puede quedar justificada en términos de estricta defensa del interés nacional. Por otro lado, si la oferta del productor extranjero es lo suficientemente inelástica (insensible a los cambios en el precio), los beneficios para el conjunto de la economía (consumidores, empresas y estado) podrían ser incluso mayores que antes del arancel. El problema es que, en este caso, el beneficio para el país equivale al perjuicio que provoca en el resto del mundo, lo que supone una alta probabilidad de represalias en forma de recetas similares contra las importaciones desde los Estados Unidos.
Éste es probablemente uno de los principales, pero no el único, motivos de preocupación con la propuesta proteccionista de Trump, ya que si el resto del mundo toma represalias, todos saldremos perdiendo. Supongo que también ha debido ser motivo de alarma, especialmente en Latinoamérica, la coincidencia de la proclama sobre la defensa de los intereses norteamericanos en el mundo, con el provocador aterrizaje en la sede de los servicios de inteligencia.
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