En la Cruz del Humilladero, el segundo distrito más poblado de la ciudad detrás de Carretera de Cádiz, conviven casi 86.000 personas en barrios muy diversos y con una problemática distinta. Pero la falta de limpieza, de aparcamiento, de zonas verdes y equipamientos culturales son una constante, además de la seguridad. La antigua cárcel que se pretende convertir en un centro creativo y los terrenos de Repsol, que se debate entre un bosque o torres de oficinas son otros puntos calientes del distrito, que tiene en los polígonos industriales a sus grandes olvidados.
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