Los catalanes se lanzaron ayer en masa en dirección al colegio electoral que les correspondía. Al cierre de las urnas, antes de escrutinio, ya había un dato histórico, el de la participación. Y desde muy temprano. Hubo muchos despertadores que sonaron a una hora inusual para un domingo. "Antes de ir a misa, voy a votar", decía un sacerdote ante los periodistas congregados en un colegio electoral. Y una mujer: "Es un día histórico, hay que dejar constancia". Así que selfie al canto. No era la única, los móviles echaron humo inmortalizando el momento clave de una fecha, ya histórica, el 27-9-15, en Cataluña: el del voto. "Hacemos las fotos para mandárselas a la familia", contó un grupo de electores.

Fue una jornada que, tirando del tópico periodístico, transcurrió sin incidentes dignos de mención. Al mediodía, los informativos colaron en los salones de los hogares vía televisión el número que montaron seguidores de Vox en el momento en el que Artur Mas se disponía a votar. Desplegaron una bandera de España, increparon al president y enarbolaron pancartas en las que defendían que se aplique el artículo 155 de la Constitución, por el que el Gobierno de España puede intervenir una comunidad autónoma. Menos vehementes que los de Vox, de forma más calmada, interventores y apoderados del PP consiguieron situarse lo más cerca posible de Mas para mostrar el logo de su partido y banderas españolas. Los seguidores del líder de Convergencia -sonrió a las cámaras y votó- replicaron con gritos de "presidente, presidente" e "independencia, independencia". Y nada más, ahí quedó todo.

Lejos, en Segovia, tierra muy castellana, pudo oírse un diagnóstico sosegado, una reflexión templada. Y no de un centralista iracundo, sino de un catalán, barcelonés para más señas, el escritor Eduardo Mendoza. "En Cataluña todo este proceso ha sido un diálogo de sordos y fuera de ella, ni siquiera eso, no ha habido siquiera diálogo entre sordos. Los conflictos van muy bien a los poderes, ninguno tiene interés en resolverlos, los utilizan unos y otros". El autor de La verdad sobre el caso Savolta, reeditada este año con motivo de su 40 aniversario con su título original censurado, Los soldados de Cataluña, reconoció que ha votado por correo a favor de alguno de los partidos que están contra la independencia.

Ayer, en Barcelona -que Mendoza homenajea en La ciudad de los prodigios- y en el resto de Cataluña se escribió una página clave de su historia. Sus protagonistas fueron aquellos de los 5.510.798 catalanes mayores de edad que estaban llamados a las urnas y que acudieron a los colegios electorales desde muy temprano. El 27-9-15 ya es historia. Ahora está por ver si, en el futuro, lo que salga de esta fecha la sitúe en el calendario de las infamias o si por el contrario sea motivo de fiesta y celebración.