Feria de Málaga

Mora alimentó la ilusión

  • El madrileño dejó los mejores detalles de la tarde que se saldaron sin trofeos por culpa de la espada y una desigual suerte con su lote · Sergio Aguilar pasó desapercibido y Arturo Saldívar puso voluntad

GANADERÍA: Se lidiaron seis novillos de Peñajara. Encierro bien presentado en líneas generales, aunque algunos estuvieron faltos de clase. El primero, muy bien presentado. El segundo, humillaba y tenía mucho recorrido. El tercero manseaba y fue escaso de fuerza. el cuarto y el quinto a penas tuvieron clase. El sexto, descastado. TOREROS: Sergio Aguilar, de azul y oro. Estocada tendida, seis descabellos y un aviso (pitos). Media estocada, descabello y un aviso (silencio). David Mora, de purísima y oro. Pinchazo, estocada tendida (ovación). Dos pinchazos, pinchazo hondo, cinco descabellos y una viso (palmas). Arturo Saldívar, de blanco y oro. Cuatro pinchazos, estocada y un aviso. Silencio). Media tendida y un descabello (palmas). Incidencias: Tercera de abono. Alrededor de media plaza. Muy buena temperatura.

Era un cartel que podía romper por cualquier sitio. Eran tres nombres que habían dado que hablar en la temporada pero que a la vez andan buscando un hueco permanentemente. Era un cartel de guerrilleros que no abandonan la lucha en busca de la gloria. Quizá podría ser una lectura similar al cartel del día anterior, pero en este caso la ganadería era sensiblemente distinta, aunque no requirió tanta autoridad.

El madrileño Sergio Aguilar era el encargado de romper el hielo. Vistiendo un original vestido azul y oro, se dirigió a portagayola resolviendo el lance con limpieza. En el momento de empezar el temple, el toro dio muestras de que aquella batalla no iba a ser fácil. Muestra de ello fue el destrozo que hizo del capote del diestro. Brindó al público a pesar de que con la capa no había habido visos de faena, pero el respetable agradeció el detalle.

El toro era parón y él intentó llevárselo a los medios con la intención de alejarlo de las querencias. El diestro pareció entenderlo y le bajó la mano sin permitir que le tocara los engaños y pareció surtir algún efecto. Se cambió la muleta a la mano izquierda y por naturales tuvo mucho más toro y pudo sacarle algo más de lo que a priori tenía. El toro resultó ser algo falto de casta pero Aguilar no dejó de estar encima de él y el público lo apreció. Pero la misericordia de los tendidos se disipó a la hora de la muerte suprema. Para empezar una estocada que atravesó al animal y para terminar, seis descabellos, un aviso y una despedida entre pitos.

La actuación en el segundo de su lote fue vacía de principio a fin. En cualquiera de las suertes, Romerito hizo gala de su escasa clase y ni toro ni torero, lucieron. El toro no quería engaños y Sergio Aguilar se limitó a pegar pases sin vida ninguna. Una media estocada en la que el toro siguió demostrando su mansedumbre. Todo se saldó con un descabello y un aviso.

David Mora sonaba en los foros taurinos como alguien a tener en cuenta y con proyección. Y la verdad, fue quien puso el granito de esperanza para ver una tarde, si no con trofeos, al menos con algo que llevarse a la boca. Y así fue. A salir el segundo de la tarde, de los mejores del encierro y el mejor de su lote, Mora lo templó con el capote e hizo una faena de recibo con mucha calidad y estética que además se vio incrementada por la raza del toro.

Y si con el recibo encendió los ánimos, en el quite estuvo también a una gran altura. Chicuelinas muy ajustadas al cuerpo que se le premiaron con una gran ovación.

Antes de iniciar la faena, se dirigió a la barrera del tendido uno y le brindó el toro al anterior empresario de la plaza y también ganadero, Martín Lorca. El toro tenía transmisión y además hubo conexión con un Mora que supo aprovecha la gran clase del toro. Éste se enceló en la muleta y no paraba de embestir. Viendo la gran oportunidad que tenía por delante, el madrileño se pasó la muleta a la izquierda y también cumplió por naturales. Fue una faena de lucimiento y detalles de calidad pero no de calado, ya que no dejaba regusto. Aún así, se aplaudió y se valoró mucho su actuación. Pero lo peor estaba por venir. La espada le jugó una mala pasada. Pinchó en su primer intento y ahí perdió la oportunidad de tocar pelo. La segunda fue una estocada tendida. Se fue entre una gran ovación pero la petición fue muy leve.

En su segundo, la suerte con el enemigo que le tocó no fue tan buena como en el primero. Volvió a cumplir en el recibo volviendo a dejar retales de buen gusto que fueron muy aplaudidos. Después realizó un quite por gaoneras de buena calidad al que Arturo Saldívar le dio la réplica pero el resultado no fue igual. Brindó al público una faena en la que hizo por sacarle al toro lo que pudiera tener y, aunque no había mucho que sacar, desde el tendido se agradeció el oficio de David Mora. Dos pinchazos y un pinchazo hondo, fue un mal epílogo rematado por cinco descabellos y un aviso.

Arturo Saldívar era el segundo mexicano que comparecía en la plaza de toros de la Malagueta en esta feria 2011. Venía con la presentación de una temporada en la que había sonado mucho y también de haber sido el autor de, posiblemente, la mejor faena de la tarde de la reaparición de José Tomás en Valencia. Pero la sombra del de Galapagar la oscureció. Era él el encargado de cerrar la terna de ayer. En el recibo de su primero hizo gala de una escasa técnica y muy poco gusto con la capa. Con la muleta, Saldívar ponía interés pero el toro no quería engaños. Supo poner la muleta a media altura y estructurar una faena con un toro que a penas tenía transmisión. La música empezó a sonar pero no era momento y calló inmediatamente. Fue sobre todo una faena de voluntad. Con la izquierda quizá tuvo más color, pero no el suficiente. Cuatro pinchazo y un aviso fue su despedida.

Es cierto que el hidrocálido tuvo mala suerte con su lote. El segundo toro no quería engaños y su fijación era el torero al que miró en repetidas ocasiones. Eso dificultó mucho una faena que al final no pudo ser. Una media estocada tendida y un descabello fue el punto y final.

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