Feria de Málaga

Con f de folclore, feria y flamenco

Ya lo decía Antonio Machado: Málaga, cantaora. Seguirillas, soleás, bulerías, fandangos, alegrías y malagueñas sacian un año más la sed de muchos aficionados al género en el Festival de Flamenco de la caseta municipal del Cortijo de Torres. Un escenario que se llena de grandes artistas, en su mayoría malagueños, como Cancanilla de Málaga, Joselito de Lebrija, la Cañeta o José de la Tomasa, y un público que lleva el cante en el corazón.

La Feria es tradición y el festival, también. Una práctica que cada año le da vida al flamenco y a todos sus géneros. Cancanilla, cantaor y bailar de origen marbellí, lleva más de 15 años participando y afirma seguir haciéndolo con muchas ganas, fuerza y alegría: "Venimos a entregarnos y dar lo que tenemos en el corazón para que el público se vaya a gusto", comentó. Y es que, como define José de la Tomasa, cantaor sevillano: "Málaga sabe a cante". Se refiere a una cultura musical que no se olvida y que en época de Feria pretende acercarse a todos los públicos.

Cada día, las 23:00 es la hora del cante jondo en el Real. Y si la guitarra y el cajón no suenan por bulerías en el Auditorio, la Caseta Municipal del Flamenco y la Copla se encarga cada noche de satisfacer el apetito de sus aficionados. "Me quieren como yo les quiero a ellos". Es la Cañeta, cantaora y bailaora malagueña que se encuentra muy orgullosa de volver a cantar en su tierra, y se refiere a un público que no le ha defraudado en tantos años. Un ejemplo de que la llama del flamenco en Málaga sigue viva.

Por la tarde, entre charangas y verdiales la Feria del centro también deja espacio para el cante jondo. La peña Juan Breva, en la calle Ramón Franquelo, es un paso obligatorio para los amantes del género. Este espacio, fiel defensor del flamenco, ofrece actuaciones diarias a partir de las 14:30 en un salón que se encuentra a rebosar: "Por suerte o por desgracia todos los días falta sitio, la gente se interesa por el flamenco", señaló Luis Torres, jefe de caseta. José Soleá, cantaor nacido en Jerez pero vinculado a Málaga desde hace tiempo, y Rocío Santiago, hija del guitarrista Juan Santiago, fueron dos de los artistas que se dieron cita en este centro. Arropados por un público heterogéneo aunque en su mayoría joven y extranjero que aprovecha la Feria para conocer el folclore andaluz, Torres comenta que aunque la entrada está abierta a todo el público la única norma es la del respeto: "Es muy importante que nadie se levante mientras el artista está cantando y que guarde silencio".

De vuelta al calor de la calle y a tan solo unos metros de distancia, de 15:00 a 18:00 de la tarde la carpa instalada en la plaza de La Merced continúa con el espectáculo. Un espacio no solo para los verdiales o el cante, si no también para el baile: "Queremos que nuestros grupos se manifiesten en la Feria y queremos que en la Feria de Málaga la gente baile malagueñas", comentó Juan Carlos Fernández, relaciones públicas de la Federación Malagueña de Peñas.

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