Isabelita Lería | Artista

"La mirada de un torero lo dice todo; es mi inspiración a la hora de retratar"

  • Ha realizado una serie de “toreros de la historia” para proyectar su TFG

  • Apuesta por nuevas creaciones artísticas más personales para el futuro

Isabelita Lería ha realizado en su TFG una serie de retratos de "toreros del pasado"

Isabelita Lería ha realizado en su TFG una serie de retratos de "toreros del pasado" / M.H

Isabelita Lería (Málaga, 1997) quiere que su nombre se escriba en diminutivo. La sufijación, en este caso, viene acrecentada por una condición de artista que expresa en múltiples facetas. De las creaciones folclóricas y populares a las realidades de cualquier tiempo pasado que "fue mejor". Ésta graduada en Bellas Artes por la universidad de Sevilla tampoco desvincula el toreo de su fuente de inspiración.

-¿No rompe su perfil con el prototipo de aficionado a los toros?

Quizá la cuestión no está tanto en el prototipo de perfil sino en el desconocimiento que hay. Ahora, con la aparición de ciertos movimientos animalistas, el veganismo e incluso las presiones mediáticas de ciertos grupos de comunicación resulta más difícil decir que te gustan los toros. Es algo que uno se guarda para la intimidad. 

-¿Por qué cree que los toros son un movimiento de inspiración artística tan grande como refleja la historia?

Los toros son cultura. Ya lo dijo Lorca. Los aficionados a la fiesta de los toros respetamos unas costumbres que, con mayor o menor cambio, ha llegado hasta nuestros días del pasado.

-¿En qué se inspira?

En cosas que transmitan. No me interesa un retrato que cumpla con los cánones estéticos si luego no transmite nada. Conforme avanza el tiempo los gustos van también variando, pero siempre intento cumplir con esos cánones.

-En su producción, los toreros antiguos tienen un protagonismo importante. ¿A qué se debe esta elección del pasado?

Esos retratos se corresponden con mi trabajo de fin de grado. Pienso que para plasmar el presente se debe conocer el pasado y para ello no vale tan solo con ver toros. Al no haber apenas grabaciones, esto hace que también entren otros factores como la literatura, la poesía, fotografía... Ahora mismo vivimos un momento de correlación con la fiesta actual y eso hace que haya menos magia, menos misterio. Me resulta más fácil comprender que este tiempo pasado que no he conocido haya destacado en la historia por lo bueno, y no por lo malo. 
A esto hay que sumar una cosa clave, que es el cambio que sufre la tauromaquia a finales del XIX y principios del XX. Una transformación técnica, estética...Todo aficionado actual debe conocer lo que sucedió. Si no es así veo muy complicado entender el por qué de las cosas y el motivo de esos cambios.

-¿Cómo juega el color dentro de la escena?

El color refleja las emociones, como uno se siente, influye el estado de ánimo y ayuda a expresar la situación y a hacerle entender al espectador las sensaciones que se han vivido al crear la obra. Por poner un ejemplo, si vas a dibujar a Juan Belmonte antes de que falleciera, no es lo mismo optar por una variedad de colores que por el blanco y negro. Es lógico. Cada tonalidad tiene un significado y, según lo que quieras expresar, ha de tener un sentido en la escena.

-¿Por qué opta por el retrato antes que por la composición entera?

Comencé con unas composiciones más complejas, pero me encontraba con el problema del significado. Al final tenía que manejar mucha información y me di cuenta de que menos es más. En los últimos tiempos me he centrado mucho más en el retrato taurino, en la intimidad. Un estilo que va de la mano del retrato psicológico. Intento mostrar no sólo el parecido del torero con lo que dibujo, sino que pretendo contar la historia, los gestos, el carisma... En el toreo eso es importante ya que hace entender muy bien el torero representado con su manera de concebir la tauromaquia. La mirada de un torero lo dice toro. Es mi inspiración a la hora de retratar.

-¿Cree que el arte taurino se encuentra estancado en el clasicismo?

A la pintura le ha pasado igual que a todo, que está falta de gente nueva que, respetando lo anterior, tenga puntos de vista nuevos, que sea aire fresco. Se necesita dar oportunidades a los jóvenes, que cuenten también cómo viven la tauromaquia actual, pues es la del futuro. También influyen los movimientos sociales que tratan de alejar a la sociedad de la tauromaquia, esto al fin y al cabo repercute en que haya pocos artistas que se dediquen al toro.

-¿Cuál ha de ser la producción artística del futuro?

El arte no es solo pintura. Es también imagen en movimiento, fotografía, literatura, escultura, reportajes o entrevistas... Todos ellos muy cambiantes. A día de hoy tiene más repercusión el detalle, no tanto la escena y el conjunto. Estamos saturados de ver vídeos, fotografías sin calidad. Sin embargo, una fotografía al detalle como por ejemplo el reportaje de Pablo Cobos a Román tiene mucha más repercusión. Él capta cosas que los aficionados no estamos acostumbrados a ver. Ya sea por nuestra localización o porque son cosas que solo suceden en la intimidad del torero. Esa es la calidad y la verdad que debemos mostrar. Que se muestre la fiesta tal como es, sin vender lo que no hay.  

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