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Elena Trapé: "La mirada sobre la maternidad es ahora distinta porque la relatan las protagonistas"

Elena Trapé durante la entrevista.

Elena Trapé durante la entrevista. / Pepe Gómez (Málaga)

Elena Trapé vuelve a Málaga cinco años después de triunfar con Las Distancias que ganó la Biznaga de Oro a mejor película española y ella se llevó la de Plata por su dirección. Ahora no busca que un premio refrende su trabajo, pero está orgullosa de haber conseguido poner un foco distinto a una ruptura de pareja y la maternidad con Els Encantats

-El tema de Els Encantats es cómo gestionar el tiempo y convertirse en adultos. Que ya estaba presente en la anterior película. 

-No digo que no esté, pero no ocupa un papel tan central como podía ser en Las Distancias en el que la decepción y el encaje de separación entre expectativas y realidad es muy central en todos los personajes. Aquí el detonante es cómo esa ruptura reciente con una herida muy abierta y esa nueva realidad y configuración que se tiene que asumir y, sobre todo esa maternidad que va a transcurrir en unos tiempos diferentes a los que uno había imaginado.  

-También la confrontación generacional. 

-Sí, es que eso me gusta mucho, la confrontación generacional

-En Las Distancias el punto central era la decepción y ahora es la búsqueda de uno mismo. 

-Ella aún no es consciente. Vive una huida hacia delante y es una olla a presión en la que no está cómoda en ningún sitio y al final explota. Hemos jugado a abarcar en los encuentros con los personajes secundarios abarcar todo el espectro de los matices que tiene esta nueva etapa, lo que significa la casa, lo que significa tener pareja, lo que significa el tipo de familia, tu intimidad…  

-Quizá ella también fuerza esto de buscarse a sí misma y quizá no es la mejor decisión. 

-En el guion se lo queríamos poner muy difícil a Irene todo el rato. La decisión de irse surge de no encontrarse bien en ningún lugar. Ella está abriendo cajas en un piso que aún no siente como casa y, de repente, casa es su casa del pueblo, la casa donde ella ha sido feliz los veranos y cree que es una buena decisión. Obviamente no lo es porque en un paisaje así en alta montaña donde el silencio, la montaña… todo es como abrumador, es muy difícil huir de ti misma. A nosotros para construir la historia nos iba muy bien esa decisión que parece muy buena y es la peor y estar así todo el rato. 

-Luego será un agravante por aquello de “el lugar en el que has sido feliz no debes volver”. 

-Eso lo jugamos en el pueblo, en el cementerio, en el tiempo que pasa con los más jóvenes… Hay un salto vital, aunque te sientas cómoda ya no estás en ese momento

Elena Trapé sonríe en un momento de la conversación. Elena Trapé sonríe en un momento de la conversación.

Elena Trapé sonríe en un momento de la conversación. / Pepe Gómez (Málaga)

-El tema de la maternidad es muy central, pero visto de dos perspectivas, una más madura y otra muy reciente. 

-Me gusta cómo en la película al final el concepto de la madre está presente. Me gusta mucho que Irene sea capaz de entender a otra madre, pero su propia madre le parece un coñazo y esa cosa de al final también esa madre que es muy pesada pero termino haciendo las cosas como me ha enseñado ella. De una manera sutil termina impregnando la historia. 

-Está la maternidad, pero también está representada como una ausencia. 

-Sentía que el relato en las rupturas se centraba mucho en las parejas y respecto a la pareja Irene ya había hecho el duelo, pero había visto poco la consecuencia inmediata de no poder ver a tu hijo cuando quieres, sino cuando te toca por convenio. Ese tipo de situación con respecto a la maternidad no la había visto. 

-El de la maternidad está convirtiéndose en un tema recurrente del cine, de la cultura patria. ¿Está cambiando la mirada de su generación?

-Yo creo que al final la mirada es distinta porque las voces que lo relatan son las voces de las protagonistas, sí que ha habido un ejercicio de desmitificar la maternidad, pero porque el relato lo cuentan las personas que lo viven, no las que lo observan, que es lo que pasaba en la mayoría de relatos hasta ahora.

-En la relación de los personajes femeninos con sus madres hay un conflicto latente, un miedo a convertirte en lo que son nuestras madres. 

-A mí me parecía muy entrañable ver esa parte. Me parece que no es un tema sólo de madre e hijas, sino de progenitores e hijos. Llega un momento en que tú tienes que hacer las cosas a tu manera, pero tú vienes programado de casa y de ahí has aprendido todo. Es una cosa también de donde somos, nuestras raíces también de identidad íntima, de cómo hacemos las cosas. 

-Con Las Distancias triunfó en Málaga en 2018, ¿qué espera de este Festival? La sitúan en las quinielas por las Biznagas. 

-Yo intento no tener expectativas, estoy feliz porque vengo a defender una película de la que me siento muy orgullosa. Lo que espero es que ahora encuentre su público, me da igual si son diez personas o cien. La hemos hecho para que emocione. Lo que venga, si viene, genial; no voy a sentir que la peli es peor. 

-No le hace falta que una Biznaga le refrende su trabajo. 

-Un premio siempre ayuda a una película y a la carrera de un director, quien te diga que no te miente; pero hay una programación y una selección muy buena con muchas películas que tengo muchas ganas de ver y que nunca se sabe, al final no depende de mí. 

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