Festival de Málaga

El Festival de Málaga apunta a una edición "condensada" del 14 al 20 de junio

  • El director del certamen, Juan Antonio Vigar, asume el objetivo de "mantener el Festival de Málaga como espacio ideal para el encuentro del audiovisual 'en español' y hacerlo mediante una cita más adaptada a las circunstancias"

Preparativos para la edición aplazada del Festival de Málaga, en el Teatro Cervantes.

Preparativos para la edición aplazada del Festival de Málaga, en el Teatro Cervantes. / Javier Albiñana (Málaga)

La intención del Festival de Málaga de trasladar su 23 edición al mes de junio tras el aplazamiento obligado por la crisis del coronavirus ha quedado confirmada y concretada por el director del certamen, Juan Antonio Vigar, quien ha señalado en su blog el plazo del 14 al 20 de junio como el calendario "ideal" para su celebración. Será por tanto una edición reducida, con menos días (el plazo original abarcaba del 13 al 22 de marzo) y en la que "condensaremos lo esencial de nuestra 23 edición". Es decir, la medida pasa no tanto por sustituir la programación ya cerrada para marzo sino por rescatar, mantener y aprovechar cuanto sea posible de la misma. La organización del festival trabaja ya en el diseño y la definición de esta nueva programación, en la que, al menos de entrada, se conservarán la mayor parte de los homenajes y reconocimientos ya anunciados. El reto pasa por conservar el mayor número posible de películas en la sección oficial a concurso, lo que dependerá especialmente de las fechas de estreno comprometidas en cada caso; un paisaje que, mientras se prolongue la emergencia sanitaria, también será incierto.

"Nuestro objetivo es hoy mantener el Festival de Málaga como espacio ideal para el encuentro del audiovisual en español y hacerlo mediante una cita más adaptada a las circunstancias, pero que, por encima de todo, sea ese lugar amable y feliz que identifica al Festival donde, una vez superadas estas difíciles circunstancias, el cine y el público se aplaudan de nuevo mutuamente, en un reencuentro espontáneo y sin matices, donde la cultura alumbre esa luz que despejará nubarrones y tormenta", indica en su artículo Vigar, quien añade: "El Festival de Málaga es, y debe seguir siendo, un espacio de encuentro internacional, una iniciativa en la que priman la armonía y la felicidad, que no puede renunciar a sus señas de identidad, a su complicidad con el público, descartando la idea de tener la versión a la que nos empujaban las actuales circunstancias. Y esa fue la decisión: aplazar nuestra felicidad colectiva, pero sin renunciar a ella".

"Hoy resulta complicado hablar de lo que haremos cuando el daño aún es tanto y nuestro futuro, todavía incierto, pero, al margen de lo que suceda y de nuevos cambios forzosos en nuestra hoja de ruta, quiero pensar que el remedio al que aspiramos es el de soñar con un tiempo distinto y renovado", concluye Juan Antonio Vigar. Será la evolución de la epidemia y la prolongación de las medidas de aislamiento las que dictaminen si, finalmente, la celebración del certamen en junio es posible. Hasta entonces, el Festival de Málaga mantiene a punto su maquinaria.  

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