La directora y guionista española Isabel Coixet ha afirmado este martes que, aunque cada vez hay más mujeres en la industria cinematográfica, los presupuestos son "aún muy bajos".

En el coloquio posterior a la proyección de su película 'Cosas que nunca te dije' (1996) en la Sección Especial del Festival de Málaga, ha subrayado que, a su juicio, "a nivel industrial falta todavía" para alcanzar una igualdad real respecto a los hombres.

La guionista catalana ha indicado, además, que ahora que hay más mujeres creadoras, para ella es "fantástico" y "un gran alivio" no ser "el bicho raro".

Asimismo, ha confesado que tal vez la mayor evolución que ha experimentado a lo largo de su carrera cinematográfica ha sido ser "cada vez más libre" y convertir los problemas en algo que lleve a contar "otro algo" más complejo.

"La libertad está en tu cabeza y en estar cada vez más abierta a la realidad. Puedes haber ensayado mil veces, pero llega el rodaje, el momento de la verdad, y no funciona. No hay que agarrarse a todo lo que estaba planeado", ha aseverado.

La directora de 'Mi vida sin mí' y 'Un amor' ha lamentado, en un tono algo irónico, haberse llevado estos aprendizajes después de haber hecho muchas producciones. "Ahora lo pienso y, ahora que ya sé cómo hacer las películas, ya no me quedan tantas por hacer", ha afirmado.

Coixet, que ha reconocido sentirse la directora "más inquieta", ha admitido que la película española que más le hubiera gustado hacer es 'El verdugo', de Luis García Berlanga, un largometraje por el que "todos los directores españoles hubieran dado un brazo".

Según la cineasta, en la actualidad no hay menos "talento creativo" que cuando ella comenzó a hacer cine, aunque ha añadido que entonces había menos personas que se dedicaran a él.

"El cine era mucho más elitista. Las maneras de entrar eran muy difíciles y siempre pienso que mi carrera ha sido un milagro. He conseguido culebrear en lugares casi inexpugnables", ha expresado.

Coixet se ha agradecido a sí misma haber sido "cabezota" y perseverante en producciones como 'Cosas que nunca te dije', su segundo largometraje.

"Nadie creía en esta película y fue una especie de obsesión, una cruzada", ha comentado antes de añadir que una de las mayores dificultades que se encontró fue encontrar una distribuidora.

Según ha reconocido la guionista, quien ha admitido sentirse fuera de lugar solo cuando no está en los rodajes, fue una obra "muy difícil de hacer y de vender".

"Me paseaba por las distribuidoras con las latas de la película en un carrito tuneado. Casi tuve que suplicarle a un distribuidor para que la estrenara", ha reconocido antes de añadir que en un "acto de inocencia" envió el guion para que le concedieran una subvención y fue uno de los peor puntuados.

El largometraje, no obstante, fue muy bien acogido por la crítica y fue nominado a mejor guion original en los Premios Goya y ganó un Premio Ondas a la mejor dirección.

"Esta película en realidad es la prueba de que la cabra tiene el monte, que al final una se repite más que el ajo. Y yo creo en ella que están todas mis obsesiones: la persona que fui y la persona que de alguna manera sigo siendo", ha concluido.