Punto de Vista

¡Viva Huesca!

Tributo a Carlos Saura el pasado miércoles en el Auditorio del Museo Picasso Málaga.

Tributo a Carlos Saura el pasado miércoles en el Auditorio del Museo Picasso Málaga. / Álex Zea

Desde el tributo que el Festival rindió a Carlos Saura el pasado miércoles no han parado de suceder eventos. Una agenda tan trepidante como la malagueña no da tregua. A poco que nos asomemos a cualquiera de las tentadoras actividades que nos pautan desde el departamento de prensa, cada hora y en cada uno de los espacios festivaleros, hemos encontrado caviar.  

Pero permítanme que regrese al tributo a Saura. Porque el espacio, como el tiempo, es limitado, y lo que vivimos en el Auditorio Picasso, por irrepetible e inasible, merece ser contado. Siquiera someramente. Luis Alegre, el anfitrión del encuentro con los familiares del homenajeado a los que se sumó la actriz Mónica Randall, estaba más emocionado que de costumbre. Su implicación sentimental con Carlos venía de muy atrás, y sólo dos días antes de producirse el óbito, y tras consultar a Lali si era pertinente o no la visita, procedió a encontrarse cara a cara con Saura, sin saber las escasas horas de vida que le quedaban.  

Fue en ese encuentro donde se produjo una estampa que impactó a quienes la vivieron in situ, y que Luis Alegre tuvo la generosidad de recordar a quienes nos reunimos el miércoles en el Picasso. Agarrándole de la mano, cantó a Saura la copla Rocío, que entonó con verdadera entereza ante el público malagueño, y concluyó, como gustaba al director aragonés con un "¡Viva Huesca!".  

Por ratos como este en los que se detiene el tiempo bien merece la pena abandonar todos los deberes, anular todas las citas y dejar la semana libre para regresar en primavera a Málaga. No me canso de repetirlo. No sabe el cine español cuánto lo quiere la novia. El novio debe estar a la altura y corresponderla como merece. 

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