Punto de vista

El primer pase matinal

  • Queda en el aire un debate abierto: ¿Salón Rossini o escenario del Teatro Cervantes

Cola para entrar al Teatro Cervantes.

Cola para entrar al Teatro Cervantes. / Marilú Báez

Mi mejor Festival es el diurno. No cambio por nada el primer tramo de la jornada. El pase de prensa matinal. El de las nueve mejor que el de las doce. Llegar al Cervantes con la fresca. Aunque a estas alturas del verano meteorológico la fresca sean unos agradabilísimos 18 grados. Tomar posiciones. Y aunque a estas alturas sea casi imposible, enfrentarte a la pantalla sabiendo lo menos posible de la película que vas a ver. Después, en la pausa mientras preparan el escenario, departir con los amigos qué te ha parecido. Y como colofón, cuando suenan las notas de piano que anuncian el inicio de la rueda de prensa y sube el telón azul del escenario, disfrutar con las explicaciones del equipo de la película. Esas que logran que aquello que acabas de ver te convenza más de lo que lo ha hecho con la proyección cruda y desnuda en la pantalla. A esas alturas ya es mediodía. Queda una jornada por delante de la que hemos degustado el primer y sabrosísimo trago. 

Aunque queda en el aire un debate abierto: ¿Salón Rossini o escenario del Teatro Cervantes? El Salón Rossini, el empleado toda la vida para las ruedas de prensa de la Sección Oficial, aporta cercanía, calor, incluso apreturas. El escenario del Teatro Cervantes me trae reminiscencias de plató de programa televisivo. A la manera de esos que suele grabar Movistar sobre cine, siempre tan impolutos. Como si en realidad el objetivo fuese grabar lo que está ocurriendo allí y toro girase al servicio de las cámaras. Hay más distanciamiento entre invitados y acreditados, pero sin duda que la escenografía es preciosa. Posiblemente, cuando los motivos de seguridad provocados por la Covid lo permitan, volveremos al Salón Rossini. 

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