La farola

Isabel II de España en Málaga: arcos para la reina que durmió en La Aduana

La reina Isabel II de España.

La reina Isabel II de España.

Un año después de la Revolución del pan y el queso de Loja que también se extendió por municipios de Málaga, la reina Isabel II, junto a su esposo y su corte visitó no sólo la localidad de Loja, también bastantes puntos de la geografía andaluza entre los que se encontraban Córdoba, Almería y Málaga capital. La monarca pasó varios días en la capital malagueña que, como otras localidades, estaba repletas de gigantescos y adornados arcos de triunfo promovidos por diferentes colectivos para agasajar a la comitiva real.

Isabel II llegó a mediados de octubre (estuvo del 16 al 19) después de que la ciudad llevase meses recolectando el dinero necesario para estar a la altura en una cita así y poder atender la comitiva real que llegó a la capital malacitana con ministros y otros altos cargos. El palacio de La Aduana, actual museo de Málaga, cambió sus usos gubernamentales para convertirse en el lujoso palacio que albergara a la reina y el el Francisco Asís de Borbón. 1.322.057 reales puso el Ayuntamiento de la ciudad y otro tanto la Diputación (en total 661028,5 pesetas de la época, una fortuna pormenorizada en el trabajo del Archivo Municipal de Málaga) cifra a la que se agregaron aportaciones de personajes de la industria y el comercio de la ciudad que, además, albergaron en sus casas a parte de la comitiva. Engalanada, la ciudad tenía arcos del triunfo de diferentes tamaños, materiales y procedencias prácticamente por toda su extensión. En la calle de La Victoria estaba el más grande, pero hubo decenas: en el muelle, Carreterías, calle Álamos, Alameda de Capuchinos, La Trinidad... Decenas de arcos, algunos hechos con flores, otros con varias decenas de metros de altura y otros suntuosos encargados por parte de la flor y nata industrial de la época, que era bastante en la ciudad malacitana. Al recorrido de la reina no le faltó un detalle.

Los tres días de Isabel II en Málaga

Instalada en La Aduana, la primera jornada en la ciudad visitó la Iglesia Mayor, el hospital de Santo Domingo y besamanos en La Aduana. Todo con mucho público alrededor y muestras de cariño, por la tarde inauguró una exposición de la Sociedad Económica de Amigos del país con los adelantes y mejores exponentes de la producción en la provincia malagueña que contaba con muchos adelantos industriales, después visita a la plaza de toros donde se había previsto un evento para agradecer la visita a los reyes, regreso a La Aduana y visita al teatro de La Merced que se renombró como Príncipe Alfonso.

El segundo día, después de algunas audiencias, visitó el colegio San Juan de Dios, puso la primera piedra del Hospital Civil y se dirigió a la estación de ferrocarril que aún era provisional y dónde pudo ver el primer tramo y la bendición de una de las locomotoras. Visitó los altos hornos de La Constanza (de la familia Heredia) y las instalaciones industriales de Martín Larios, escuchó una salve en la iglesia de La Victoria, visitó el Hospital Militar y, ya de noche, volvió a La Aduana desde donde pudo ver un espectáculo de fuegos artificiales y después de pasearse en carruaje por la calle Nueva, acudió a un baile en los Salones del Banco, en La Alameda que citó a las personas más importantes de la ciudad.

Después de este par de días en los que la agenda real tenía todo programado y la ciudad también, Antes de partir, Isabel II  tuvo algunas audiencias, repartió limosna y visitó el convento de la Santísima Trinidad. En el puerto, donde otro arco del triunfo engalanaba el embarcadero preparado para que la reina se subiese en un navío con su nombre y abandonase la ciudad escoltada por numerosos barcos de la Armada española. Eran las 17:00 horas. Su visita fue ampliamente publicitada y recogida por varios autores con detalles, entre ellos Ramón Franquelo.

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