La cueva de más de 50 metros de altura que da miedo en Málaga y parece sacada de una película de Spielberg: "En las fotos no se capta lo maravillosa que es"
Catalogada como Monumento Natural de Andalucía y Bien de Interés Cultural, esta gruta forma parte de uno de los sistemas subterráneos más relevantes de España
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La provincia de Málaga esconde lugares tan singulares como sobrecogedores, y uno de los más impactantes se encuentra en el término municipal de Montejaque, muy cerca del Parque Natural de Grazalema. La Cueva del Hundidero, con una entrada de más de 50 metros de altura, es una cavidad monumental que impresiona por su escala, su historia y su entorno natural, siendo el mes de abril uno de los más indicados para descubrila. "En las fotos no se capta lo maravillosa que es", dicen los que la recorren. Catalogada como Monumento Natural de Andalucía y Bien de Interés Cultural, esta gruta forma parte de uno de los sistemas subterráneos más relevantes del sur de España: el complejo espeleológico Hundidero-Gato.
Hundidero no es una cueva cualquiera. Su acceso, situado al fondo de una garganta que recorre el río Gaduares o Campobuche, impacta por las dimensiones de su abertura, que supera ampliamente los cincuenta metros de altura. Desde el exterior, la entrada a la cueva parece una escena de película de aventuras, con paredes verticales y sombras que se proyectan sobre una formación rocosa que impone.
El entorno inmediato está marcado por el paisaje kárstico, con formaciones moldeadas durante miles de años por la acción del agua, que ha creado estalactitas, estalagmitas y galerías de gran profundidad. A escasos metros del acceso a la cueva, una escalera de piedra permite el descenso, flanqueado por barandillas y cuerdas que ayudan a salvar los más de 500 escalones que conducen hasta la boca principal.
El sistema Hundidero-Gato, un mundo subterráneo
La cueva de Hundidero es la entrada norte al sistema Hundidero-Gato, un complejo subterráneo de más de 9.000 metros de galerías. A lo largo de su recorrido, el río Gaduares se adentra en el subsuelo para reaparecer, cuatro kilómetros después, en la cueva del Gato, ya en el término municipal de Benaoján. Entre ambos puntos, se suceden sifones, lagos, simas y cavidades, en uno de los sistemas geológicos más complejos y menos accesibles de Andalucía.
El paso del agua, unido a las particularidades del terreno, ha dado forma a un espacio natural de gran valor científico, ecológico y paisajístico. La peligrosidad del entorno subterráneo, donde las lluvias intensas pueden modificar rápidamente el caudal del río, ha provocado varios accidentes en los últimos años. Por ello, sólo es posible acceder a las zonas interiores mediante permisos especiales gestionados por clubes de espeleología federados.
Una obra hidráulica fallida que dejó huella
La historia de la cueva también está marcada por la ingeniería. En los años 20 del siglo pasado, se construyó la presa de los Caballeros, junto a la garganta por la que se accede al Hundidero. Se trataba de un ambicioso proyecto hidráulico que pretendía embalsar las aguas del río Campobuche.
Sin embargo, la alta permeabilidad del terreno calizo hizo inviable la retención del agua. El líquido se filtraba rápidamente a través de sumideros situados en el fondo de la cavidad, lo que obligó a abandonar el proyecto pese a los esfuerzos por sellar las galerías internas con hormigón. Paradójicamente, estas intervenciones humanas permitieron descubrir la conexión entre Hundidero y la cueva del Gato, revelando el sistema subterráneo en su conjunto.
Un entorno de gran valor natural y patrimonial
Además de su interés geológico, la cueva del Hundidero alberga restos de ocupación humana desde la Edad del Cobre, con valiosas pinturas rupestres en su interior. Por esta razón, además de ser Monumento Natural, está protegida como Bien de Interés Cultural.
El enclave se sitúa en una zona de especial interés paisajístico, con rutas de senderismo, vías ferratas y espectaculares vistas al valle de Montejaque y a la sierra de Grazalema. La carretera MA-8403, que conecta el pueblo con la entrada de la cueva, serpentea entre paredes calizas y bosques de encinas, ofreciendo un recorrido escénico hasta el aparcamiento habilitado junto al acceso.
En los últimos años, el Ayuntamiento de Montejaque ha impulsado un ambicioso proyecto de puesta en valor de la zona. Una pasarela aérea entre la presa de los Caballeros y la entrada de la cueva, aún pendiente de inauguración oficial, permitirá a los visitantes observar desde las alturas este conjunto natural e histórico de forma segura y didáctica.
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