El famoso 'Charco Azul', el rincón singular de Málaga perfecto para refrescarse este verano: "Tiene una extraordinaria belleza"

Junto al Charco Azul se pueden encontrar otras charcas en el camino como el Charco Encantado o el Charco de María Teodora

En el descenso del río, el agua se precipita formando pequeñas cascadas que aportan dinamismo y sonido al paisaje

Una ruta que une los bellos pueblos de Jubrique y Genalguacil en pleno Bosque de Cobre

La tranquilidad y belleza del Charco Azul de Jubrique.
La tranquilidad y belleza del Charco Azul de Jubrique. / malaga.es

Enclavado entre desfiladeros y densos pinares, el Charco Azul emerge como uno de los rincones más singulares de la provincia de Málaga. Este enclave natural, situado en el término municipal de Jubrique, en plena Sierra Bermeja, ofrece una imagen de postal gracias a sus aguas cristalinas, sus cascadas y su entorno salvaje, apenas alterado por la mano del hombre. Su belleza, unida a la sensación de frescor que proporciona en los meses de verano, lo convierte en un lugar único dentro del patrimonio natural malagueño.

Este paraje se forma por el cauce del arroyo El Quejigo, un afluente del río Almárchal, que a su vez tributa sus aguas al río Genal, uno de los más importantes de la provincia. La caída del agua a través de cascadas, la formación de pozas naturales y la vegetación que rodea el entorno conforman un escenario de extraordinaria belleza, ideal para quienes buscan desconexión y contacto directo con la naturaleza.

El Charco Azul se encuentra rodeado por un paisaje que destaca por su riqueza geológica y botánica. Las rocas de peridotita, características de Sierra Bermeja, dotan al terreno de un peculiar color azulado que, al oxidarse en contacto con el aire, adquiere un tono pardo-rojizo, ofreciendo un contraste visual muy llamativo frente al verde intenso de los pinares y helechos.

El arroyo El Quejigo, antes de desembocar en la poza, atraviesa un cauce plagado de grandes rocas. En su descenso, el agua se precipita formando pequeñas cascadas que aportan dinamismo y sonido al paisaje. En ciertas zonas, estas caídas de agua han sido utilizadas por los más osados como toboganes naturales, reforzando la imagen de un entorno vivo, espontáneo y poco intervenido.

Acceso y recorrido hasta el Charco Azul

El acceso al Charco Azul se realiza desde el casco urbano de Jubrique, en dirección a Estepona. Aproximadamente a siete kilómetros del pueblo, en una zona conocida como el puerto del Estercal, aparece un desvío hacia la derecha que da paso a una pista forestal. A lo largo del camino, la vegetación predominante está compuesta por castaños, pinares y matorral mediterráneo, creando un ambiente fresco y umbrío, ideal para la caminata.

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Una vez se alcanza el cauce del río Almárchal, el sendero permite continuar el ascenso siguiendo el curso del agua. En el recorrido es posible encontrar otras pozas y enclaves con nombre propio, como el Charco Encantado o el Charco de María Teodora, ambos conocidos por los lugareños y asociados a leyendas locales que refuerzan el carácter místico de este paraje. Más adelante, el camino llega al punto de confluencia entre dos arroyos: el Estercal y el Higuerón, que se unen para formar el curso principal del Almárchal.

Un paisaje de valor natural y escénico

El paisaje natural del Charco Azul destaca no solo por su capacidad de ofrecer frescor en pleno verano, sino también por su valor escénico y ecológico. El enclave se encuentra en una zona de transición entre la Serranía de Ronda y la vertiente sur de la Sierra Bermeja, lo que le otorga una biodiversidad notable y un relieve variado.

Charco Azul, en el entorno de Jubrique.
Charco Azul, en el entorno de Jubrique. / malaga.es

Durante el ascenso, el caminante se encuentra con distintos niveles de dificultad. El terreno obliga en ocasiones a saltar, bordear o escalar pequeñas pendientes, lo que convierte la experiencia en una ruta de carácter aventurero, especialmente atractiva para quienes disfrutan de la exploración en entornos vírgenes.

La ruta hacia el Charco Azul combina el interés geológico con el atractivo acuático de sus pozas y charcas. Las aguas frías y claras, la ausencia de edificaciones y el sonido constante del agua convierten este rincón en un lugar que sigue conservando el encanto de lo remoto y lo salvaje.

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