Poca gente en agosto, casi nadie en septiembre: la cala de Málaga que encontrarás vacía los últimos días de playa

Aguas turquesa y vegetación mediterránea sin servicios ni sombrillas, un rincón escondido entre los acantilados de Maro-Cerro Gordo

Acceso solo por mar o senderos escarpados: el secreto de su aislamiento

Esta es la mejor playa que puedes disfrutar en Málaga este septiembre: "Increíble playa adorada por los lugareños"

Vista de la Cala de la Doncella.
Vista de la Cala de la Doncella.

En plena temporada alta, cuando las playas de Málaga rebosan de sombrillas, toallas y visitantes, existe un rincón que desafía la lógica del turismo masivo. En el término municipal de Nerja, muy cerca del límite provincial con Granada, se esconde una de las franjas costeras más pequeñas y discretas del litoral malagueño: la Cala de La Doncella. Su ubicación, oculta entre los imponentes Acantilados de Maro-Cerro Gordo, la convierte en un enclave reservado para quienes exploran más allá de los itinerarios convencionales. Con apenas 50 metros de longitud y unos cuatro de anchura, esta diminuta playa representa uno de los arenales más solitarios de la provincia, casi invisible para el turismo, sobre todo cuando dejamos atrás agosto y se asienta septiembre.

La Cala de La Doncella se encuentra en una pequeña ensenada protegida del viento, entre el Peñón del Fraile y la Torre de la Caleta, ambos situados en territorio nerjeño. A pesar de su extraordinaria belleza natural, ni los mapas oficiales ni las plataformas de geolocalización ofrecen indicaciones precisas para llegar hasta ella, algo que ha contribuido a mantener su carácter casi legendario.

Desde lo alto de estos promontorios, la cala se divisa con claridad: una estrecha franja de arena custodiada por paredes rocosas cubiertas de vegetación mediterránea. Sin embargo, descender hasta su nivel supone un auténtico desafío que explica, en parte, por qué en agosto hay poca gente y en septiembre casi nadie.

Dos accesos difíciles: mar o sendero

Llegar a la Cala de La Doncella no es sencillo y esa dificultad es, precisamente, su salvaguarda. Existen dos únicas formas de acceso, ninguna cómoda.

La opción menos exigente —aunque no exenta de esfuerzo— es hacerlo por mar. Se puede llegar en kayak o paddle surf desde playas cercanas como Cantarriján (ya en la provincia de Granada) o El Cañuelo, en la costa malagueña. Desde puntos como La Herradura o la playa de Burriana, también se organizan rutas guiadas en piragua a cargo de empresas de turismo activo. Como parte del Paraje Natural protegido, está prohibido el acceso con embarcaciones a motor, incluidas las motos de agua.

La segunda opción, mucho más complicada, consiste en caminar por senderos escarpados y poco señalizados. El recorrido a pie desde puntos como Cantarriján o El Cañuelo implica más de 30 minutos de trayecto por caminos empinados, con piedras sueltas y tramos que pueden resultar peligrosos. Cada verano, sin embargo, decenas de visitantes asumen este reto para alcanzar la cala.

Un enclave dentro del Paraje Natural de Maro-Cerro Gordo

La Cala de La Doncella forma parte del Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, un espacio protegido de alto valor ecológico que representa una de las últimas fronteras salvajes del litoral malagueño.

Los paisajes que deja los Acantilados de Maro-Cerro Gordo.
Los paisajes que deja los Acantilados de Maro-Cerro Gordo.

El color del mar en esta zona, con tonos turquesa y aguas transparentes, unido a la vegetación que trepa por los acantilados, crea una estampa digna de postal. Este paisaje combina mar, roca y cielo sin la presencia de servicios turísticos ni equipamientos, reforzando la sensación de aislamiento.

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