El negocio más antiguo de Málaga tiene 151 años y es una panadería: Panificadora Serrano

Cuatro generaciones y mucho esfuerzo mantienen a flote a la Panificadora Serrano, regentada hoy por los hermanos Francisco, Juanlu y Silvia

"Constancia, no hay otra, no conozco otra forma", responden para explicar la longevidad del negocio

Juanlu, ante la Panificadora Serrano.
Juanlu, ante la Panificadora Serrano. / Javier Albiñana

151 puede ser para muchos un número cualquiera, pero en Málaga, son los años que lleva en pie el negocio más antiguo de toda la capital, la Panificadora Serrano. Desde 1874, cuando la pareja que conformaban Juan Serrano y Antonia idearon y levantaron la panadería, hasta el día de hoy, han pasado cuatro generaciones de la familia Serrano al frente del negocio, cuatro generaciones que han mantenido viva la esencia de un trabajo artesano, tan sacrificado como beneficioso, donde la unión familiar ha sido el denominador común.

La historia de Panificadora Serrano comienza hace 151 años, en 1874, cuando Juan Serrano y Antonia, provenientes de Torremolinos, encuentran una oportunidad de negocio junto a la fábrica de ladrillos y tejas Santa Inés, en lo que hoy se conoce como Teatinos, pero que, por aquel entonces, estaba por construir y rodeado de establos. Así nació su panadería, un obrador de pan que también vendía churros y funcionaba como una tienda, con diferentes productos. El pan lo amasaban con un mulo, el mismo con el que por las mañanas repartían el pan en la zona.

Aquella idea cuajó, el negocio funcionaba y hermanos y familiares de Juan llegaron a Málaga para ayudarle ante la necesidad de mano de obra. La panadería era el negocio pero también el hogar de una familia. Otro Francisco Serrano, la segunda línea generacional, se haría cargo de la panadería junto a su pareja, Isabel, continuando la historia de la Panificadora Serrano. Un cáncer llevó a la tercera generación a tomar el control, en este caso Francisco Serrano, que junto con su madre Isabel mantendrían a flote el negocio durante décadas, también Carmelina, mujer de Francisco.

Una clienta compra una barra de pan en Panificadora Serrano.
Una clienta compra una barra de pan en Panificadora Serrano. / Javier Albiñana

Es así como llegamos a la cuarta generación de Panificadora Serrano, la que hoy lideran tres hermanos, Francisco, Juanlu y Silvia, un triángulo que ha mantenido el negocio que heredan de su padre Francisco, que falleció el pasado año dejando el testigo. "Sin sentarnos en una silla nos ha dejado todo aleccionado", recuerda Juanlu, el mediano de tres hermanos, que ha aprendido el oficio casi sin querer, día a día, en un entorno familiar que ha abrazado y cuidado el esfuerzo de padres, abuelos y tatarabuelos: "Aquí seguimos la misma línea todos a una. No nos podemos quejar. Es un trabajo de todos los días, pero que si lo trabajas tiene sus frutos".

El trío de hermanos ha mantenido firme y fiel la esencia de Panificadora Serrano, respetando los 151 años de historia, pero también adaptándose a los tiempos que corren. "Hemos sacado nuevas líneas de trabajo: masa Madre, integrales, sarraceno, espelta, kamut, emmel...", explica Juanlu, afirmando que tienen a diario "alrededor de cincuenta panes diferentes". La panadería también tiene algunos dulces, aunque como reconocen, "lo fuerte es el pan". A diario reparten sus panes a colegios, facultades y guarderías, más de un centenar de clientes que complementa el servicio de la panadería, ubicada en calle Navarro Ledesma, 137.

La Panificadora Serrano ya estuvo el pasado 2023 en La Ruta del Buen Pan. "Me llamaron y nos cogieron como una de las mejores de Andalucía", recuerda Juanlu, que reconoce que pese a heredar el negocio, han estado en constante formación: "Me he ido con los mejores cuando he podido, a una masterclass, a un curso... Estuve en Suiza en una escuela una semana".

La pregunta es obvia: en los tiempos que corren, ¿cómo puede un negocio perdurar durante más de 150 años? La respuesta de Juanlu es rápida: "Constancia, no hay otra. No conozco otra forma, es lo que he visto en mis abuelos, mis padres, todos los días trabajo. Algunos dirán que es suerte, pero la suerte hay que buscarla. Yo lo que he visto es constancia día tras día". No hay más, Panificadora Serrano, sinónimo de constancia, pero también de tradición y familia.

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