Este pueblo de Málaga es uno de los grandes olvidados de la provincia pero es de los más visitados por los amantes de la escalada

Valle de Abdalajís, el pueblo “secreto” de Málaga con más de 70 vías de escalada y vistas de vértigo

Patrimonio y huella histórica: de Nescania romana al Palacio de los Condes de Corbos

Fiestas y rituales singulares: del agua en San Juan a la romería del Cristo de la Sierra

Una panorámica del Valle de Abdalajís.
Una panorámica del Valle de Abdalajís. / malaga.es

Valle de Abdalajís es un pueblo blanco del interior de la provincia de Málaga que, a pesar de mantener un perfil discreto frente a otros destinos turísticos, se ha convertido en un punto de referencia para los aficionados a la escalada. Situado entre los embalses del Guadalhorce y el Paraje Natural del Torcal de Antequera, su localización estratégica y su relieve calizo han favorecido la creación de más de 70 vías para practicar este deporte, además de rutas de senderismo y ciclismo de montaña.

El núcleo urbano actual de Valle de Abdalajís se conformó en el siglo XVI, tras la conquista cristiana y la expulsión de los moriscos. Sin embargo, su historia se remonta mucho más atrás. En estas tierras han dejado huella culturas como la íbera, la celta, la púnica, la romana y la musulmana. El lugar que hoy ocupa el pueblo se levantaba sobre la ciudad romana de Nescania, declarada Municipium Flavium en tiempos del emperador Vespasiano.

Entre los monumentos más destacados sobresale la Antigua Posada, ubicada en la parte alta del municipio y considerada uno de sus primeros edificios. Su trazado conserva reminiscencias árabes. Muy cerca se encuentra el Palacio de los Condes de Corbos, ejemplo representativo de las casas nobles del siglo XVI. La Iglesia de San Lorenzo Mártir, inaugurada en 1599, guarda las imágenes del patrón del municipio y de Madre Petra de San Juan, nacida en Valle de Abdalajís y beatificada en 1994.

La Ermita del Cristo de la Sierra de Valle de Abdalajís.
La Ermita del Cristo de la Sierra de Valle de Abdalajís.

En este mismo entorno se ubica el Museo Etnográfico, que permite conocer de cerca la vida tradicional de los antiguos vallesteros a través de piezas y utensilios que reflejan sus costumbres, agricultura y ganadería. Más arriba, en la ladera de la sierra, tras una buena caminata con numerosos escalones, se encuentra la Ermita del Cristo de la Sierra, desde cuyo mirador, el Mirador del Gangarro, se obtienen panorámicas privilegiadas del Valle del Guadalhorce y de la propia localidad.

Un paisaje modelado por la sierra

El municipio se encuentra protegido por la Sierra de Abdalajís, con la Sierra Huma y el Desfiladero de los Gaitanes como vecinos cercanos. La estampa de la roca caliza contrasta con las llanuras de cultivos del valle, creando un paisaje de gran diversidad visual. Este entorno acoge la mayor concentración de vías de escalada de la Costa del Sol, repartidas en sectores señalizados y con acceso sencillo, gracias al apoyo del ayuntamiento.

Además de la escalada, Valle de Abdalajís es punto de paso de tres grandes senderos: el Sendero Europeo (de Atenas a Tarifa), la Gran Senda de Málaga y la Ruta de los Almorávides y Almohades. Dentro de su término municipal existen también tres senderos de pequeño recorrido —del Nacimiento, de la Ratilla y del Torcal del Charcón—, además de rutas alternativas como las Escaleras Árabes o el acceso al Caminito del Rey, lo que lo convierte en un destino apreciado para el senderismo y el ciclismo BTT.

Tradiciones y fiestas populares

El calendario festivo de Valle de Abdalajís está marcado por celebraciones de gran arraigo. En mayo tiene lugar la romería en honor al Cristo de la Sierra, que se celebra de forma ininterrumpida desde 1954. La noche de San Juan se distingue por su singular ritual del agua, cuando los vecinos se lanzan cubos, pistolas y mangueras mientras se queman los tradicionales “júas” y se saltan las hogueras. El momento culminante de las fiestas locales es en torno al 10 de agosto, cuando se celebran las fiestas de San Lorenzo, con exposiciones, cantes y actividades culturales para todas las edades.

Gastronomía local con identidad propia

La cocina de Valle de Abdalajís conserva recetas tradicionales como la porra, los callos del valle, el pimentón, las migas, las gachas, el gazpacho caliente y la olla. Destacan también las sopas de ajos y de espárragos, las “mijillas de lomo” y la temporada de caracoles. En repostería sobresalen dulces como el arroz con leche, los requesones, las empanadillas de batata y de cabello de ángel y el granizado de almendra.

Un destino accesible desde Málaga capital

Valle de Abdalajís se encuentra a unos 60 kilómetros de Málaga ciudad. El acceso en coche se realiza tomando la A-357 hasta Pizarra y continuando por la A-7077, que conecta con la A-6117 y, finalmente, con la A-343 que conduce al municipio. Esta cercanía a la capital y su entorno natural privilegiado lo convierten en un lugar singular dentro del mapa turístico interior de la provincia.

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