Este pueblo de Málaga es una joya oculta de un valor histórico y artístico incalculable
«La que tiene cercado de piedra», Archidona atesora un legado histórico y artístico de enorme valor
Jóvenes de 471 años en Archidona

En el corazón de la comarca Nororiental de Málaga, entre la Sierra de Gracia, la de las Grajas y la del Conjuro, se alza Archidona, un municipio que, pese a no figurar en los primeros puestos del turismo masivo, atesora un legado histórico y artístico de enorme valor. Con 8.900 habitantes y una ubicación estratégica a escasos kilómetros de Antequera, Archidona combina paisaje, patrimonio, tradición y una gastronomía propia que la convierten en una auténtica joya aún por descubrir. Su propio nombre ya nos habla de su naturaleza: del íbero Arri-exi-duna, “la que tiene cercado de piedra”, en referencia a su enclave rodeado de montañas. Declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1980, Archidona conserva vestigios desde el Paleolítico, pero su etapa de mayor esplendor llegó con la ocupación musulmana.
Durante el siglo VIII, Archidona se convirtió en la capital de la Cora de Rayya, abarcando buena parte de la actual provincia de Málaga. En su Alcazaba, que domina la ciudad desde lo alto, fue proclamado Abderramán I como primer emir independiente de Al-Ándalus en el año 756, en un acto celebrado en su musalla o oratorio al aire libre. Un siglo después se levantaría la mezquita que, transformada más tarde en ermita cristiana, sigue siendo visible hoy como Santuario de la Virgen de Gracia.
Este santuario es una de las piezas más singulares del patrimonio archidonés. En su interior conviven los vestigios de la mezquita hispanomusulmana original, con seis columnas de mármol rojo y naves orientadas hacia La Meca, y las ampliaciones barrocas posteriores. Un caso único en Andalucía, donde se superponen sin destruirse dos culturas en un mismo templo.
Una ciudad de piedra viva: de la Alcazaba a la Plaza Ochavada
El recorrido urbano arranca en lo alto, donde la fortaleza del siglo IX, reconstruida por los nazaríes en el XIII, vigila la ciudad desde las alturas. Aún conserva dos de sus tres cinturones amurallados y su acceso se realiza atravesando el Parque Periurbano de la Sierra de Gracia, custodiado por pinos carrascos y con paradas como el Mirador del Santo Cristo, desde donde se obtiene una vista panorámica inolvidable del caserío blanco de Archidona.
Desde allí se desciende hasta la Plaza Ochavada, el centro neurálgico del pueblo y una de las plazas barrocas más singulares de Andalucía. Construida en 1786, su planta octogonal y sus fachadas armónicas pero diferentes la convierten en un referente del urbanismo ilustrado.
Muy cerca, en el antiguo edificio del siglo XVI conocido como la Casa del Pósito, se encuentra el Museo Municipal. En él se exhiben piezas que recorren la historia del municipio, desde la prehistoria hasta nuestros días, incluyendo hallazgos arqueológicos de la Cueva de Las Grajas y objetos etnográficos relacionados con las tradiciones locales.
Monumentos religiosos y legado conventual
Archidona conserva también un importante conjunto de arquitectura religiosa. Entre ellos, destaca el convento de las Mínimas, fundado en 1551, cuya iglesia del siglo XVIII luce una destacada portada barroca y una torre de ladrillo rojo con chapitel de cerámica policromada. El convento de Santo Domingo, fundado en 1531 por el Conde de Ureña, acoge hoy el Hotel Escuela Convento de Santo Domingo.
La iglesia de la Victoria, del siglo XVI, guarda una imagen del Dulce Nombre atribuida al escultor Pedro de Mena, y junto a las Escuelas Pías, uno de los primeros centros de la orden escolapia en España, se encuentra la iglesia de Jesús Nazareno. La ruta monumental se completa con la ermita de San Antonio, de estilo barroco tardío.
Gastronomía con identidad propia: porras, molletes y aceitados
La cocina archidonesa no vive a la sombra de la vecina Antequera. Aquí se elabora mollete y porra con sello propio. Los aceitados ,dulces navideños elaborados con aceite de oliva en lugar de manteca, o las 'papandúas' de bacalao en Cuaresma, son ejemplos del recetario tradicional.
Uno de los enclaves gastronómicos más representativos es el restaurante Arxiduna, ubicado en las entrañas de una antigua iglesia mozárabe. En él se reinterpretan clásicos locales como la porra archidonesa en espuma o un tartar de atún servido con tortas de Inés Rosales, todo con un cuidado enfoque de cocina de autor que ha valido al restaurante la distinción de 'Recomendado' por la Guía Repsol.
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