Más de 350 personas, ‘abandonadas’ en el Regional de Málaga en 2024 tras su alta

Son pacientes ‘sin techo’ o ancianos que tras su hospitalización no tienen un hogar al que ir o cuyos familiares no quieren hacerse cargo de ellos

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Un voluntario con un usuario de la Casa del Sagrado Corazón (Cotolengo).
Un voluntario con un usuario de la Casa del Sagrado Corazón (Cotolengo). / M. H.

Es un problema sanitario y a la vez social que no es nuevo, pero que va en aumento: el de personas sin hogar y ancianos que a su alta no tienen un hogar a donde ir, son dependientes y no cuentan con familiares que los cuiden o simplemente no quieren hacerse cargo de ellos. El año pasado, el Hospital Regional contabilizó más de 350 de estos pacientes solos o abandonados.

La mayoría son personas sin techo. Son más hombres que mujeres, de entre 50 y 60 años, a veces con problemas mentales, adicciones y patologías crónicas. De este perfil, en 2024 el hospital malagueño tuvo ingresados un total de 340 pacientes y 690 que pasaron por Urgencias. Los enfermos de avanzada edad solos u olvidados por su familia son minoría; el año pasado se contabilizaron entre 20 y 25.

Según explicó el jefe del Servicio de Atención a la Ciudadanía y Trabajo Social del hospital, Juan Antonio Torres, entre los pacientes sin hogar hay tanto nacionales como extranjeros que llegan a Málaga atraídos por el clima más benigno para vivir en la calle. De ambos perfiles hay muchos casos que al alta, todavía en una situación de fragilidad o dependencia –que ya no es un problema sanitario sino social–, no tienen quien los cuide. Torres denunció que hay ancianos cuyos familiares los llevan al hospital, pero tras ser atendidos en Urgencias o después de un ingreso, no los recogen. “Hay padres con cuatro o cinco hijos; llamamos a todos y nos dicen ‘no queremos saber nada’”, denunció el trabajador social hace unos días en la Cadena Ser.

Ahí entra en acción el Servicio que dirige Torres y el lado más desconocido del trabajo que hace el Regional: buscar una solución para esas personas tras su alta a fin de que las camas del hospital tengan un uso sanitario, como debe ser, y a la vez que esos pacientes cuenten con una continuidad de cuidados para que el trabajo asistencial realizado no caiga en saco roto.

Uno de los recursos a los que el hospital suele acudir para ayudar a estas personas es la Casa del Sagrado Corazón (Cotolengo), una entidad de la Diócesis de Málaga, que acoge a quienes necesiten un soporte social. Su director, Patricio Fuentes, explica que “la casuística es variadísima; son situaciones muy diversas, no hay un perfil determinado”.

Lo primero que hacen tanto los profesionales del hospital como del Cotolengo es que a su alta, los pacientes accedan a recursos sociales o prestaciones a las que tengan derecho. Pero Fuentes señaló que eso no siempre es posible. Como ejemplo, puso que para acceder a los beneficios de la Ley de Dependencia hay que reunir unos años de empadronamiento. Entonces, en el caso de que la persona quede desasistida, “acogemos y acompañamos”, señaló el director del Cotolengo. Pero allí no sólo reciben “calor de hogar”. También se intenta que accedan a un recurso social a fin de que las plazas se liberen para otros usuarios que seguramente lo necesitarán en el futuro.

Torres asegura que muchos casos son comunicados por el hospital a la Fiscalía. “Dos o tres mensuales”, precisó. Un juez suele ordenar el ingreso forzoso en una residencia. “Hay más pena para el que abandona a un perro que para quien abandona a un abuelo en un hospital”, se quejó. Y opinó: “No puede ser que la familia lo abandone y se quede tan feliz”. Tras ello, abogó por que se apliquen medidas contra los hijos que se desentienden de las obligaciones con sus padres.

Fuentes acota que incluso los altos precios de la vivienda influyen en estos casos porque hay personas que reciben pensiones bajas o dejan de tener ingresos debido a que están en precario y al no trabajar por una enfermedad, no pueden afrontar el coste de una habitación; así que entran en situación de sin hogar aunque no tengan una vida desestructurada.

Plantean la necesidad de un centro sociosanitario con unas 25 plazas

Al hilo de esta realidad, el director de la Casa del Sagrado Corazón, Patricio Fuentes, pone sobre la mesa un problema: la falta de plazas residenciales sociosanitarias. “Porque no existe un centro sociosanitario”, recuerda. Estima que Málaga debería tener unas 25 plazas para dar respuesta a personas que reciben el alta en un hospital de agudos, como es el Regional, pero que al salir quedan en una situación de fragilidad o dependencia, y no cuentan con nadie que los cuide.

No siempre es que la familia no quiera hacerse cargo al alta. A veces es que sus familiares trabajan y no pueden asumir cuidados permanentes, como puede ocurrir con una persona un alzheimer avanzado. Sanitarios y trabajadores sociales han planteado en más de una ocasión esta carencia, sobre todo con el envejecimiento de la población y los cambios sociales, ya que hace varias décadas era la mujer la que solía asumir esta tarea. Ahora, con su progresiva incorporación al mundo laboral sin la suficiente cobertura institucional para esos casos, se plantea un problema frente al que, según Fuentes, la Administración “va tarde”. Recuerda que “el sistema social es el hermano pobre de la Administración”. Pero, ante estos casos insiste:“Cuando hay una necesidad, abrimos la puerta de la Iglesia”.

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