La pescadería de 'El Bere' en El Palo, en Málaga, cumple medio siglo: ‘‘Siempre he sido muy bromista’’
Paco Segovia ha atendido en su negocio, entre chistes, a clientes del barrio y celebridades del país
Los chistes de 'El Bere' en su pescadería de El Palo
En un rinconcito de la barriada de El Palo, en Málaga capital, el buen genio y los chistes van de la mano con la venta de producto fresco en la pescadería Villafuerte. Las risas nunca han faltado en este reconocido establecimiento por el que, además, han pasado numerosas celebridades del país del sector hostelero, del fútbol, empresarios... Con 50 años de historia (se instaló en el barrio en el año 1975), Paco Segovia, más conocido como El Bere por las berenjenas fritas que servía junto a dos socios en una cervecería/freiduría, recuerda su historia.
El Bere siempre ha sido un tipo muy bromista, de esos que caen bien, aunque no hayas tratado con él, y de los que te hacen soltar una carcajada con el primer chiste que cuenta. Este pescadero malagueño asegura que esa gracia la ha ido aprendiendo de las reuniones que ha tenido en su local, porque ‘‘de todas se saca algo’’. Además, recuerda un episodio en el que sus chistes llegaron, no solo a otros puntos de España, sino también del mundo: ‘‘Me grabaron contando chistes en un restaurante que se llamaba Palocortado, al lado del Málaga Palacio. No me di cuenta de que me estaban grabando y la sorpresa que me llevé es que el vídeo llegó a México, Alemania, Zaragoza, Galicia...’’. Los chistes siempre le salían sobre la marcha, nunca llevaba un guion preparado de casa. Ahí está la gracia, porque la espontaneidad llama mucho la atención.
La reacción de los clientes siempre ha sido la misma: ‘‘Se ríen mucho’’. Estos actos también han dejado huella en los personajes que han probado su cocina porque, además de pescadería, al fondo del local —característico por su estrechez— aguarda una trastienda donde dispone de una cocina y una mesa para un reducido número de comensales. ‘‘Por ejemplo, cada vez que viene Eduardo Barrero, de El Corte Inglés, con empresarios..., lo primero que hace antes de sentarse es preguntarme por el último chiste para que se lo cuente’’, recuerda con una sonrisa en la cara. Pero El Bere tiene claro que no solo le bastaba con ser gracioso y contar chistes para ser una pescadería reconocida, sino que uno de los puntos clave de este local también ha sido ‘‘la amabilidad con el cliente y el saber estar’’, apunta Segovia.
Entre las primeras personas reconocidas que pasaron por su local estuvo el que era director de Canal Sur en Málaga, Juan Luis Navarro. Con el tiempo ‘‘se fue corriendo la voz por amistades, la prensa, concejales..., y me llamaban unos días antes para avisar de que venían’’, manifiesta. Desde entonces, jugadores del Real Madrid, Barcelona, directivos del fútbol como Joan Laporta o el que fuese presidente del Málaga CF Serafín Roldán, también los hermanos Pedraza (del restaurante Ruta del Veleta), Manuel Alcántara, militares, altos cargos de la policía y un largo etcétera han probado la cocina de El Bere en El Palo.
Durante su trayectoria fue, además, cocinero del Málaga CF en algunas ocasiones. ‘‘He cocinado muchas veces en La Rosaleda y, en Europa con Joaquín Peiró, estuvimos en Alemania, Austria...’’, recuerda. Una época de la que se lleva muchos y muy buenos recuerdos y recalca que fue ‘‘una maravilla, porque además era cuando mejor estaba el club’’. El trato con el emblemático entrenador malaguista, que da nombre al banquillo de Martiricos, era muy bueno: ‘‘Le gustaba mucho hablar de fútbol conmigo porque decía que, sin llevar nada escrito, le hablaba de sus tiempos en el Atlético de Madrid’’. Y guarda con especial cariño un regalo que Peiró le hizo: la primera camiseta como internacional del jugador madrileño.
Aquella plantilla del Málaga volvió a la élite por primera vez después de la desaparición del CD Málaga y, todavía, se siguen reuniendo: ‘‘Siempre lo hacen en verano porque algunos de ellos todavía conservan casas aquí’’. Lo explica mientras señala un cuadro colgado en su pared en el que aparece El Bere sobre el césped de La Rosaleda con algunos jugadores como Roteta, Movilla, Larrainzar, Bravo y Sandro. También recuerda la buena relación que guardaba con otros como Gerardo o De los Santos. En estas fotografías visibles en el local, Segovia aparece con algunos personajes históricos de la ciudad, como Chiquito de la Calzada. Además, ‘‘esta es muy entrañable’’, dice señalando a una foto en la que aperce junto a Isi Sayago: ‘‘Esta muchacha hacía todos los años las ferias de Andalucía en directo y coincidimos varias veces. Murió hace ya unos cuantos años’’.
Pero, al igual que todo tiene un principio, también llega su fin. Y el futuro de la pescadería Villafuerte comandada por El Bere durante 50 años está más cerca que lejos: ‘‘La idea es cerrar cuando acabe el año porque hay gente interesada en el local. No en el negocio, sino en el local’’. Ha permanecido más de media vida en el barrio. Ahora, tiene 75 años, pero lleva trabajando desde los 10 y ‘‘estoy muy cansado’’. Segovia comenzó en el Mercado de Salamanca de la capital malagueña con un compañero y en 1975 decidió abrir su negocio en El Palo. Ahora, ‘‘busco la tranquilidad’’.
Pero lamenta que el barrio ha cambiado mucho: ‘‘No ha quedado nadie. Muchos extranjeros, alquileres, los matrimonios de los chalés cercanos, que todos eran clientes, los vendieron y sus hijos han emigrado, se han casado...’’. Por tanto, la clientela ya no es la misma. Además, asegura que ‘‘quienes han llegado ahora al barrio, los niños comen en los colegios y ellos en los bares porque no tienen tiempo de guisar’’, por lo que ya no hacen uso de la pescadería, así como de los establecimientos de la zona. ‘‘Me lo dice hasta el del butano, que la gente ya no compra apenas’’, apunta Segovia.
Los grandes supermercados, que ‘‘en El Palo ya hay ocho o nueve’’, son, desde hace muchísimos años, el nuevo lugar de compra de las familias. Es por eso que, aunque a algunos clientes ‘‘les sienta mal que cierre, otros ya tienen dónde comprar’’. Por tanto, ‘‘el barrio ya tiene poca cosa. Hay que aguantar el tirón lo que queda de año y liquidar bola’’, dice con la cabeza cabizbaja. Aunque reconoce que será una jubilación merecida.
Recuerda con nostalgia los primeros años de la pescadería: ‘‘Ha sido fenomenal. Ahora no. La clientela era impresionante y se vendía mucho. Hoy, por ejemplo, no ha entrado nadie en toda la mañana’’. Quiere quedarse con los buenos momentos que ha vivido en el negocio y ‘‘me gustaría que me recordasen como yo los he tratado a ellos’’. En los últimos meses lo está pasando muy mal, reconoce, ‘‘porque son muchísimos años’’. Pero todavía sigue con la misma energía que antes. Lo que más le gusta de su trabaja es la ‘‘amabilidad y el saber atender a los clientes’’ y recuerda que ‘‘los domingos todavía hacemos fideuá y arroces para la calle por encargo’’.
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