Alcatel vuelve a Málaga una década después de abandonar la actividad
La compañía francesa realizará tres proyectos de tecnología ferroviaria en el PTA, aunque no prevé crear empleo
Una década después de que la compañía francesa Alcatel pusiera punto final a 40 años de trayectoria industrial en Málaga, vuelve al Parque Tecnológico de Andalucía. Lo hace de la mano del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), incorporándose a su Centro de Tecnologías Ferroviarias creada por esta empresa dependiente del Ministerio de fomento. Alcatel tiene previsto abordar tres proyectos relacionados con las últimas tecnologías ferroviarias. Entre ellos figura una iniciativa para desarrollar las comunicaciones ferroviarias inalámbricas (GSMR) del AVE sobre redes de alto rendimiento (MPLS). Hasta ahora es necesario desplegar dos redes para garantizar todas las comunicaciones en los trenes. El objetivo del proyecto pasa por realizar las especificaciones y pruebas necesarias para que todo el servicio se pueda prestar a través de una única red MPLS.
El segundo proyecto lo impulsa Adif y colaboran junto a Alcatel, la empresa malagueña AT4 Wireless y las universidades de Málaga, A Coruña y la Politécnica de Madrid, con la finalidad de avanzar en la cuarta generación de telecomunicaciones ferroviarias (Long Term Evolution, LTE). Este trabajo, denominado Tecrail, cuenta con un presupuesto de 4 millones de euros y tiene el respaldo del programa Innpacto del Ministerio de Ciencia e Innovación. Finalmente, Alcatel también se apoyará en las infraestructuras de Adif en Málaga para adaptar su plataforma de cartelería digital a los sistemas de información al usuario que tiene Adif. Enrique Muñoz, de Alcatel, señala que la información a pasajeros en aeropuertos y estaciones de ferrocarril "todavía es estanca. Son unos datos muy concretos" en un momento en el que las pantallas digitales dominan la información comercial en los espacios públicos. La idea de la empresa es acomodar el sistema multimedia de Alcatel para que integre la información a viajeros de Adif.
Estos tres proyectos forman parte de un acuerdo marco suscrito entre el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias y Alcatel que también contempla la colaboración en consorcios para concurrir a las convocatorias de I+D, la realización de estudios, asesoramiento recíproco y la cooperación en formación.
Sin embargo, la ejecución de estos proyectos no requerirán la incorporación de personal en Málaga. Enrique Muñoz matiza que salvo la incorporación de algún becario, el grueso del esfuerzo se realizará con personal propio de Alcatel distribuidos por los diferentes centros de la firma tanto en España como en el resto de Europa.
La firma Alcatel forma parte del ADN de Málaga como potencia industrial, pero también de las sucesivas crisis que desde los años 90 han minado al sector. Su actividad comenzó en 1962 en el solar de Martiricos. Entonces era Alcatel Citesa y se dedicaba a fabricar teléfonos que exportaba prácticamente a todo el mundo. En sus años de mayor esplendor llegó a tener empleadas a más de 3.000 personas.
En 1992 la multinacional francesa planteó por primera vez el cierre. El Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) estaba en proyecto y adolecía de empresas con capacidad de ejercer de tractoras. La presión política sumada a la fuerza sindical forzó a la compañía a echar el freno de mano. Plateó un programa a 10 años (1992-2002) que incluía importantes subvenciones de la Junta de Andalucía, entonces valoradas en 3.000 millones de pesetas (18 millones de euros) para trasladarse al PTA, un plan de trabajo con los teléfonos inalámbricos como producto estrella, aunque poco tiempo después derivó la fabricación a otros países y el compromiso de mantener una plantilla mínima de 304 trabajadores. En 1999 regresó la conflictividad, en 2001 se alió con Thomson y los activos pasaron a Atlinks, pero apenas un año después la también francesa Anovo se hizo con la fábrica y alcatel puso punto y final a su aventura malagueña.
Anovo posteriormente abandonó la fabricación, perdió sus instalaciones en una de las parcelas nobles del Parque Tecnológico de Andalucía y trabajó para Vitelcom en la reparación de electrodomésticos. La crisis que acabó con la vida de Vitelcom la dejó también exangüe. Todavía vive Anovo en Málaga, aunque fuentes sindicales apuntan que en un local alquilado, con dificultades y atada al concurso que acreedores por el que atraviesa su matriz en Francia.
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