¿Argumento o estilo literario?

Una novela no es más que una historia narrada en un puñado de papeles. Del interés que despierte su argumento y lo bien contado que esté, dependerá su calidad. Según el escritor malagueño Antonio Soler, en el panorama narrativo actual prima el argumento, pero a su juicio no debería de ser así. "Si ahora nos ponemos a pensar, sacaríamos miles de historias", señaló ayer en una mesa redonda celebrada durante los cursos de verano que la Universidad de Málaga organiza en Ronda.

Rafael Ballesteros, catedrático de Literatura y ex presidente de la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados, por su parte, considera que en una novela existe una unidad, de modo que forma y contenido tienen la misma importancia. No obstante, reivindicó que no se pueden minimizar elementos fundamentales de la obra literaria a favor del mensaje. Lo dijo en alusión a algunas producciones poéticas de la etapa de la dictadura franquista. "Se puede exigir que el poeta tome partido y defienda la libertad, pero nunca empobrecer el contenido literario", aseguró.

En la mesa redonda, moderada por el profesor Fernando Arcas -es uno de los candidatos a la presidencia del PSOE en Málaga- se debatió sobre intelectuales, escritores y política. En este sentido, Soler manifestó que los escritores ejercen una "pésima influencia" sobre los políticos. Mark Aldrich, profesor de la Universidad de Pennsylvania, destacó que en Norteamérica los escritores publican menos en prensa pero su voz tiene cabida de forma más extensa en numerosas revistas. Los tres contertulios coincidieron que en la sociedad actual hay determinados personajes mediáticos que silencian a los intelectuales. El propio Soler señaló a los actores, que han llevado la voz cantante de las últimas reivindicaciones sociales (como la guerra de Iraq), cuando muchos "sólo saben actuar y posar ante la cámara".