Arribar

La mar de historias

Juan Carlos Cilveti Puche

Málaga, 22 de febrero 2011 - 13:53

Teniendo en cuenta que todos, en mayor o menor medida, maltratamos considerablemente nuestro idioma; al hablar, y sobre todo al escribir de temas marítimos, el mal uso de nuestro rico vocabulario se hace extremadamente patente.

Así pues, y con independencia de que las normas lo permitan, quizás, el sentido común de los que escriben sobre barcos, tal vez debería estar más presto y agudizado a la hora de emplear ciertos términos; los cuales, aunque correctos, no terminan de encajar en la gran mayoría de las noticias marítimas que leemos casi a diario.

Y aunque podría ponerles muchos ejemplos (denominar nave a un buque portacontenedores o llamar embarcación a un super hotel flotante no queda nada bien), hoy no me resisto a comentarles el pésimo uso que habitualmente se da a un término marítimo muy concreto.

Según la Real Academia Española, el verbo arribar, en su primera acepción significa “llegar a un puerto”; aunque en realidad, para cualquier marino, los términos arribar o arribada tienen una significación muy diferente. La acción de arribar, la arribada, implica entrar en puerto de forma forzosa; una búsqueda de refugio por mal tiempo o avería, generalmente.

Una vez hecha esta aclaración, les contaré un curioso suceso ocurrido en nuestro puerto en diciembre de 2009. Debido a un fuerte temporal que azotó las costas andaluzas en la última semana de aquel año, cuatro buques de crucero llegaron de arribada. El 23 de diciembre, los buques Island Escape y Queen Victoria buscaban refugio en Málaga; mientras que al día siguiente, también de arribada llegaba el Aurora. Dos días más tarde, el MSC Fantasía se cobijaba del mal tiempo en las resguardadas aguas de nuestro puerto.

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