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Baby-boom de flamencos

  • Bioparc Fuengirola consigue el nacimiento en cautividad de nueve crías Nunca en la historia del parque se había registrado esa cifra

Bioparc Fuengirola está viviendo este año un baby boom de flamencos, una de las especies animales con más presencia en el mundo, a excepción de Australia. Un aumento de nacimientos que ha provocado que el parque cuente con nueve crías. Esto se debe a que prácticamente la totalidad de las parejas de flamencos han hecho el cortejo y han puesto una altísima proporción de huevos fértiles. Nunca en la historia del parque se había tenido un número tan elevado de crías.

Los flamencos son monógamos, ponen un huevo al año y lo incuban, alternándose macho y hembra, durante 30 días. Las hembras suelen ponerlos todos en la misma época del año, de hecho una lo hace primero y las demás la imitan, de ahí que no todos nazcan al mismo tiempo pero sí en un periodo de tiempo concreto. Este año el primero abrió su cascarón el 17 de junio y el último, noveno, hace unos días.

Estas aves alimentan a sus crías con una "leche" similar a la de las palomas, pero con más grasa y menos proteínas, que es producida por glándulas ubicadas en la zona superior del tracto digestivo. Lo hacen hasta que tienen su pico desarrollado para poder filtrar el alimento, que suele suceder a los dos meses de nacer. El flamenco rosa (Phoenicopterus roseus), vive en los humedales de África, Mediterráneo y sur de Asia y su estado de conservación depende la supervivencia de estos. Aunque son una especie con población mundial de medio millón de individuos, sólo se reproducen en 34 sitios en todo el mundo.

La comunidad de flamencos de Bioparc habita en el parque desde la apertura del mismo en 2001. Desde entonces, los visitantes pueden verlos al entrar, en la playa, en torno a la isla de Madagascar. Ahí conviven con otras aves, como el flamenco enano, la cerceta de Hottentot o la cerceta del Cabo. Y cuentan con un área especialmente diseñada para favorecer la puesta de huevos.

Las crías de flamenco pueden reconocerse fácilmente por su típico color grisáceo, que contrasta con el rosa de los ejemplares adultos, pues, pasados unos meses, el tamaño tampoco es identificativo. Ese color rosa tan identificativo de los flamencos lo adquirieren con el paso de los años a través de su alimentación, rica en carotenoides.

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