Hace cuatro años que Fundación Victoria decidió fundar el equipo de Balonmano Down junto con la colaboración de Trops Málaga Balonmano. “Era una demanda que teníamos que cubrir”, explica Maite González, la entrenadora principal. Actualmente 26 chicos entre 15 y 30 años practican este deporte en el colegio Cardenal Herrera Oria a través de un programa que se planteó como un pequeño taller.

Estos corren, saltan, y lanza mientras “dan lecciones de vida”, dice su entrenadora. “Tenemos tanto que aprender de ellos en cuanto a la manera de afrontar las situaciones, son sinceros y tienen gran ilusión”, explica Maite. “La mayor dificultad es que agrupamos chicos de diferentes edades y resulta difícil en ocasiones adaptar los ejercicios a cada uno. No es solo esta diferncia, es que cada uno tiene unas habilidades motrices diferentes”, explica Maite.

Marian González, madre de Ignacio, uno de los jugadores del equipo Balonmano Down, comenta que su hijo que ahora tiene 24 años siempre ha sido muy deportista y que valora que existan estas actividades. Aun así manifiesta que se debería dar la oportunidad en cualquier club de que los chicos con diversidad funcional formen parte de los equipos ordinarios.

“Ignacio estuvo varios años jugando al baloncesto en un equipo con chicos de su edad. Entiendo que conforme se vayan haciendo mayores sea más difícil la inclusión, pero cuando son pequeños es totalmente compatible”, explica Marian, quien reitera que “ahora sería complicado” y que esta iniciativa es una gran oportunidad para jóvenes con Sindrome de Down que, debido a sus condiciones físicas, “necesitan hacer deporte”.

El deporte como herramienta para la vida. Este es el objetivo principal de todos los equipos de las escuelas deportivas de la Fundación. “Los jugadores quieren enfrentarse contra otros equipos de balonmano del colegio, ellos se sienten capaces de competir frente a ellos”. Explica Maite, quien afirma que a través del deporte los niños que ella entrena se sienten empoderados en la sociedad. Fundación Victoria trabaja por la inclusión, proporcionando un espacio de ocio y deporte a estos jóvenes. “No sé si se debe valorar más lo que aprenden estos chicos en el equipo que lo que aprende la Fundación de ellos”, concluye Maite.