Marbella

Benjamín, un niño con cáncer y parálisis, pide ayuda para salir de su casa sin ascensor

  • Desde hace dos semanas los bomberos y los dueños de un gimnasio le bajan a pulso por las escaleras 

  • Se desplaza en silla de ruedas tras las complicaciones que le supuso un tumor en la cabeza

Bomberos suben a Benjamín por las escaleras de su casa, que no tiene ascensor

La vida de Benjamín dio un giro de 180 grados el año pasado, cuando los médicos le detectaron un tumor en la cabeza que le terminaría derivando en una parálisis. Tiene inmovilizado el lado derecho de su cuerpo, lo que le obliga a desplazarse en silla de ruedas. A la situación dramática que con solo 7 años le ha tocado vivir a este menor, que reside en Marbella, se suma la dificultad de no poder salir de su casa, situada en una cuarta planta sin ascensor. 

En enero recibió el visto bueno del equipo médico para que regresara al colegio. Pero, según el testimonio de su madre, Natalia, ninguna de las puertas a las que lleva llamando desde entonces le ha proporcionado respuesta. Solo los bomberos de Marbella están contribuyendo a facilitarle la vida. De forma voluntaria suben y bajan cada día al pequeño a pulso por las angostas escaleras para que su madre le lleve al centro escolar. 

Sus otros ángeles de la guarda son Miguel y Daniel, los dueños de un gimnasio próximo a su casa que han asumido la tarea de desplazarle hasta el portal para queda pueda ir al parque, a pasear o a tomar un helado. Natalia agradece la ayuda que le prestan y aunque asegura que lo hacen “con el corazón”, reconoce que no puede depender indefinidamente de la labor desinteresada de estos trabajadores. El niño necesita una vivienda con ascensor o un bajo accesible para la silla de ruedas en la que, por el momento, tiene que seguir desplazándose. 

La madre también destaca el ofrecimiento de José Guerra, responsable de la Asociación de Voluntarios de Oncología Infantil (AVOI), para sacar a Benjamín a la calle. “Tenía toda la disposición del mundo pero una persona de 60 años no puede cargar a un niño de 30 kilos y después subir cuatro plantas”, se lamenta. Fue él quien le puso en contacto con los bomberos de Marbella, que, remacha, han devuelto la vida al pequeño.

Después de que los médicos le  descubrieran un tumor cerebral, entre octubre y enero Benjamín permaneció ingresado en el Hospital Materno Infantil. Tuvo que recibir radioterapia. La evolución fue satisfactoria, pero la pesadilla comenzó cuando volvieron a Marbella, ya en silla de ruedas, y comprobaron que el menor no podía salir a la calle. Su movilidad se había ido viendo mermada progresivamente. El tratamiento de corticoides al que durante cuatro meses tuvo que someterse le terminó afectando a la motricidad. Un logopeda le ayuda además a ejercitar la musculatura de la cara. “Antes andaba despacito y podíamos subir, pero ahora ni eso porque él no siente las piernas”, relata la madre del niño.

Tampoco ayuda su maltrecha situación económica. Natalia, que está separada y tiene otra hija, de 12 años, tuvo que dejar el trabajo en un hotel de Marbella cuando su hijo enfermó. No tiene ingresos y sobrevive con la ayuda de su hermana, que asume el coste de 500 euros que le supone el piso de alquiler en el que residen. La situación, expresa, “es insostenible” porque se encuentra con una “barrera”. Y admite que de no ser por los bomberos el niño no podría salir a la calle.   

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