Blancanieves y Pinocho pueden con Pocoyó

La comunidad educativa y los editores de libros infantiles coinciden: los cuentos clásicos se basan en roles tradicionales y machistas, pero aún encandilan más a los niños que los nuevos personajes

Blancanieves y Pinocho pueden con Pocoyó
Nacho Sánchez / Málaga

25 de enero 2009 - 01:00

La Ratita Presumida barre y barre. Blancanieves se encarga de las labores del hogar mientras los enanitos van a trabajar a la mina. Y la Bella Durmiente no es nadie hasta que un hombre, el Príncipe Azul, viene a rescatarla mediante un beso. Una revisión de los cuentos más tradicionales pone en evidencia que muchos de ellos tienen una óptica machista que ahora no sería políticamente correcta.

Los tres ejemplos anteriores son sólo una muestra de otras numerosas evidencias, como la falta de protagonistas femeninos en las historia de Pinocho, El Flautista de Hamelin o El Gato con Botas. Además, ¿se permitiría en la actualidad que el burro de los Trotamúsicos se llamase Tonto?

"Lo políticamente correcto puede ser perjudicial: cuando en un cuento se habla de los niños no hay que puntualizar los niños y las niñas pues se está destrozando el lenguaje. Yo creo que es dar una vuelta de tuerca innecesaria: la lección de La Ratita Presumida es que la vanidad es mala y que no nos podemos fiar de las apariencias, dos ideas que hoy siguen estando vigentes. Hay cuentos clásicos de princesas pero no son los únicos. La Reina de las Nieves es un cuento iniciático, Hansel y Gretel trata sobre el abandono paterno y los peligros, El Patito Feo trata sobre el rechazo y la soledad...", explica Teresa Tellechea, editora de libros de 0 a 6 años en la editorial SM.

Los docentes saben que con ellos tienen la atención de los niños asegurada. Y las editoriales siguen apostando por ellos por una razón básica: "a los niños lo que realmente les encanta son esos personajes y sus historias", explica Vanesa Sánchez, una docente malagueña de Educación Infantil. Es decir, que por muchos cambios de situaciones, modificaciones de personajes o adaptaciones a lo que ahora se puede considerar como correcto, los pequeños siempre disfrutan cuando a la frágil, esbelta y hermosa Bella Durmiente la rescata su fornido, guapo y amante de la caza Príncipe Azul. Lo que confirma aún más la teoría es Disney: la mayoría de sus películas basadas en cuentos clásicos son grandes éxitos en taquilla. Tampoco es complicado encontrar originales y revisiones de los clásicos en cualquier librería infantil.

Además, hay factores que hacen que los posibles defectos de los cuentos tradicionales sean menores. "El cuento clásico es cruel, pues no hay que olvidar que se usaba para advertir de los peligros que se podían correr en épocas en que la vida era mucho más dura y el concepto de infancia era totalmente diferente al actual. Pero es paradójico que se considere cruel el cuento clásico en una sociedad de la información en la que los niños ven guerras y muchos otros tipos de acciones violentas en televisión y tienen acceso a juegos interactivos de un gran nivel de violencia", añade Teresa Tellechea.

Por eso también se considera positivo que aparezcan contrapuntos como el de Shrek. En su historia, son las mujeres las que saben artes marciales, es un ogro puede llegar a reinar y puede tener a un tipo diferente como Asno. Además, la felicidad tampoco la da el dinero: se puede conseguir en una ciénaga llena de barro y bichos.

"Las historias tradicionales vienen marcadas por la antigua organización patriarcal, pero eso poco a poco va cambiando", comenta Gemma Lienas. Ella es la autora del Diario violeta de Carlota, en el que la protagonista va apuntando en su cuaderno las discriminaciones que se va encontrando en su día a día. Va dirigido a niños de 0 a 12 años, pero para los más pequeños también está surgiendo una nueva hornada de personajes que les enseñan los valores más importantes desde una perspectiva actual.

Uno de los preferidos por los más pequeños es Pocoyó. Una idea española que se ha extendido ya a un centenar de países de todo el mundo. Se trata de un preescolar de 4 años cuya máxima en la vida es "aprender riendo". Junto a sus amigos Pato y Elly y su perrita Loula, su curiosidad innata va permitiendo al personaje conocer cosas y, de paso, enseñárselas a sus lectores. "Es un cuento muy visual donde predominan los gráficos y las frases muy cortas. Es el que realmente está triunfando ahora mismo", explican en la liberaría educativa de Luces.

Otro de los más conocidos es Caillou. Sus historias se basan en la máxima de que respetando al niño, se respeta al ser humano. Es un chaval que también va descubriendo el mundo y así enseñando cosas a los niños. Este tipo de formato es el más habitual. "Nuestra colección Pequeña Tina tiene como protagonista a una niña diminuta que puede entrar en todas partes. Con ella los niños descubren los animales, las estaciones, los colores, las formas...", añade Tellechea. También es muy habitual en las clases de los más pequeños la familia integrada por Nene, Nena y Guau, que sirven para trabajar aspectos como todo/nada, más/menos, bueno/ malo... "Son hojas con apenas dos frases. Fácil de entender para ellos y con ilustraciones simples y que les encantan", añade la maestra Sánchez.

En muchos casos estos personajes tienen presencia también en televisión mediante capítulos de dibujos e incluso una masiva presencia en internet: como ejemplo, el conocido Baile de Pocoyó tiene millones de visitas en Youtube.

"Aunque los editores seguimos pensando que es fundamental la lectura de cuentos clásicos: ayudan a desarrollar la imaginación, a que le niño saque sus propias conclusiones o a desarrollar su vocabulario", insisten en SM.

Eso sí, quizás haya que pensarse si aún son válidas frases como las que se dicen en La Bella y la Bestia: "El pueblo entero lo comenta: no está bien que una mujer empiece a tener ideas y a pensar".

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