Málaga

Camioneros: Retratos de una crisis

  • La Plataforma de Defensa del Sector de Transporte, en paro indefinido desde hace dos semanas, continuará con la huelga hasta que el Gobierno garantice que el cobro de los servicios supera al de gastos

  • La división entre los transportistas, en algunos casos, por necesidad

  • La huelga sigue provocando desabastecimiento en algunos sectores

Transportistas se manifiestan por el precio del combustible.

Transportistas se manifiestan por el precio del combustible. / Javier Albiñana (Málaga)

El pasado lunes 14 de marzo centenares de transportistas comenzaron a salir con sus vehículos a marcha lenta y tocando sus bocinas por las calles de la capital malagueña en protesta por la subida del precio del carburante, desbocado como consecuencia de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Los convocantes exigen que se prohiba la contratación de los servicios de transporte de mercancía por carretera por debajo de los costes de explotación, ya que están sufriendo pérdidas.

Hoy se cumplen casi dos semanas desde que comenzó el paro en el transporte y la tensión va en aumento. La división entre los transportistas se comienza a evidenciar mientras continúan las discrepancias entre la Plataforma de Defensa del Sector de Transporte de Mercancías por Carretera –impulsora de las protestas– y las patronales que integran el Comité Nacional de Transporte por Carretera (CNTC). El Gobierno negocia ya con ambos, pero no llega a un acuerdo con los convocantes de los paros.

Muchos transportistas llevan toda la vida subidos a un camión; la mayoría, se han criado entre ellos, por lo que saben bien las dificultades que acarrea el sector desde antaño. Sin embargo, todos coinciden:la situación nunca había alcanzado un clímax tan extremo.

“Nunca había vivido esta situación, de dar un viaje y volver llorando toda la noche en el camión por no saber si voy a poder pagar la letra o hacerme cargo del coste de una avería. Tener que llevarme un bocadillo de mi casa porque no sé si voy a poder parar en un restaurante”, manifiesta emocionado Andrés Porra. A sus 50 años y, tras una vida al volante, está convencido de que el panorama actual “no va a tener arreglo” y no le va a quedar más remedio que dejar la profesión. “Todos los días me levanto con un sentimiento de pena porque pienso que voy a tirar a la basura toda la trayectoria familiar, pero no puedo seguir así”, confiesa. Ante la pregunta de si escogería otro trabajo si volviese atrás responde rápido -sin pensar- con un sí rotundo; dos segundos después recula:“No, no. Lo llevo en la sangre”.

Andrés Porra junto a uno de sus camiones. Andrés Porra junto a uno de sus camiones.

Andrés Porra junto a uno de sus camiones. / M. G.

Andrés Porra exterioriza el sufrimiento que le causa no llegar a fin de mes. Otros compañeros manifiestan su malestar mediante la rabia. Indignado, Cristóbal Jaime (48) critica que se destinen cantidades de dinero importantes a otros menesteres y el transporte quede en segundo lugar. “Es ridículo, nosotros movemos el mundo”, apunta. Reclama que, independientemente del precio del gasoil, los cargadores no le paguen por debajo de coste y que el Gobierno se encargue de controlar que esto se cumpla.

Jaime lleva desde que tenía 21 años trabajando como camionero en la empresa que regenta junto a sus hermanos. Todos están parados y pretenden continuar en este estado hasta que el Ejecutivo central “haga caso a Manuel Hernández (líder de la plataforma que ha convocado el parón)”.

Cristóbal Jaime, con su camión cargado de naranjas. Cristóbal Jaime, con su camión cargado de naranjas.

Cristóbal Jaime, con su camión cargado de naranjas. / M. G.

Y es que todos insisten en que no se sienten representados por el CNTC, quien mantuvo una reunión con el Ministerio de Transportes a principios de semana en la que el departamento ofreció una ayuda de 500 millones de euros para hacer frente a los gastos de gasóleo. Una medida que los transportistas rechazaron rotundamente y algunos, como Antonio Jimena, califican de “irrisoria”. Este camionero, que lleva 38 años en el sector, cuenta que ha estado haciendo cuentas y de esa ayuda le tocaría a cada camión 166 euros mensuales, una cantidad que no les suple sus carencias. “Se están riendo en nuestra cara, eso no nos llega ni para pipas”, denuncia.

Antonio Jimena con varios de sus camiones. Antonio Jimena con varios de sus camiones.

Antonio Jimena con varios de sus camiones. / M. G.

El viernes, sobre las dos y media de la madrugada, el Gobierno se volvió a reunir con el Comité Nacional para comprometerse a subvencionar con 20 céntimos de euros cada litro de gasoil, un descuento que se aplicará desde el 1 de abril hasta el 30 de junio, aunque con carácter prorrogable según la evolución del precio del carburante. Sin embargo, la plataforma sigue considerando insuficiente la medida. El mismo día, el órgano convocante de la huelga consiguió reunirse con la Ministra de Transporte, Raquel Sánchez. De este encuentro tampoco se llegó a ningún acuerdo. “Lamentablemente, seguimos con el paro”, decía Hernández. Según el representante de la plataforma, la ministra le garantizó las medidas necesarias para que los trabajadores puedan cubrir lo que les cuesta trabajar a través de un “borrador de ley” en los dos o tres próximos meses y que hasta entonces no puede aprobar un decreto ley transitorio para garantizar el cobro por encima de costes. Una postura que ha llevado a los transportistas a continuar con el paro.

Eduardo Rando (39) explica que antes los gastos de combustible les acarreaban un 50%;mientras que, ahora, le suponen hasta un 80%. Con una larga trayectoria también como camionero y con una familia entregada al transporte en carretera, Rando reprueba la actuación de los grandes cargadores. “Nos tratan como perros, nos han perdido el respeto por completo”, señala. Se mantiene firme en su postura y afirma que no saldrá a trabajar hasta que “no tenga que ponerle de mi bolsillo”. Aunque lamenta que los pequeños negocios de sectores como la alimentación estén sufriendo las consecuencias de su parón, insiste en que “el culpable es el Gobierno y no los camioneros”. Además, reconoce no entender por qué algunos compañeros de profesión están comenzando a trabajar sin tener aún una solución al problema.

Eduardo Rando en la cabina de uno de sus camiones. Eduardo Rando en la cabina de uno de sus camiones.

Eduardo Rando en la cabina de uno de sus camiones. / M. G.

Celedonio Rodado (54) es uno de los camioneros que está trabajando como lo hacía habitualmente y no se ha unido a la protesta de sus compañeros. “Estoy viviendo la situación muy mal, yo los apoyo con todo mi corazón, pero soy asalariado y mi jefe me obliga a seguir saliendo”, reconoce. Está tranquilo porque su sueldo no se ha visto afectado por la subida del combustible, pero admite que, si eso ocurre, se unirá a ellos. En un caso similar se encuentra Marin Sopterean. Lleva tres años trabajando para una empresa especializada en el transporte por carretera y no ha parado de trabajar desde que se convocó el paro indefinido. “Me hubiera gustado sumarme a ellos, que estuviéramos todos juntos y echar una mano, pero no he podido”, reconoce. Explica que él también es asalariado y, de momento, no ha sufrido los estragos del precio del gasoil. Sin embargo, confiesa que, si la situación continúa así y el Gobierno no escucha las protestas de los camioneros, su puesto de trabajo pueda peligrar. Pide que el Ejecutivo les tenga más en cuenta, ya que “es un trabajo de riesgo. La gente no se da cuenta de que, normalmente, llevamos 40 toneladas y, a veces, no lo podemos frenar o manejar como queramos”, detalla.

Marin Sopterean junto a un tráiler. Marin Sopterean junto a un tráiler.

Marin Sopterean junto a un tráiler. / M. H.

La empresa de los hermanos Alonso y Manolo Jurado López sí decidió parar una semana, pero ya han vuelto a funcionar con normalidad. Uno de sus trabajadores, Javier Ibáñez (39), explica que han pactado con las empresas con las que trabajan unas condiciones para paliar el gasto del combustible. Muchos de los trabajadores de este negocio familiar estuvieron días anteriores junto al resto de sus compañeros en los piquetes. Sin embargo, han acatado la decisión de sus jefes. “Yo soy asalariado y si me dicen que tengo que volver a trabajar es lo que hay, no me queda más remedio”, declara. “También entiendo a mi jefe, tiene que pagar facturas y 32 sueldos. Además, a nosotros no nos van a descontar ni un euro. Al revés, nos han dicho que nos van a subir el salario 100 euros”, añade. No obstante, aclara que entiende la protesta de la plataforma que ha convocado la huelga y pide a los sindicatos que intervengan y apoyen a los transportistas.

Javier Ibáñez con un trailer de la empresa para la que trabaja. Javier Ibáñez  con un trailer de la empresa para la que trabaja.

Javier Ibáñez con un trailer de la empresa para la que trabaja. / M. H.

Mario De las Heras , transportista y autónomo desde los 18 años, mantiene exclusividad con una empresa de reparto que ha decidido no unirse al paro. Sin embargo, él decidió –junto a muchos de sus compañeros– unirse a la huelga el mismo lunes, porque los gastos de gasoil corren a su cuenta, lo que ha supuesto un descenso en su sueldo final. Con el paso de los días, viendo que no se llega a una solución y ante el miedo de que fuera reemplazado, De las Heras ha vuelto a su puesto de trabajo “con el rabo entre las piernas”, “resignado” y “con una vergüenza increíble”, admite.

Mario De las Heras posa frente a su furgón. Mario De las Heras posa frente a su furgón.

Mario De las Heras posa frente a su furgón. / M. H.

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