Ex alcaldesa de Málaga y ex ministra de Sanidad

Celia Villalobos: “Yo me fui de la política, posiblemente para evitar que me echaran”

  • Villalobos, ahora escritora y cocinera en 'Masterchef', reflexiona en su libro sobre los más de 30 años en los que ha permanecido en primera línea política

Celia Villalobos.

Celia Villalobos.

Diputada por el PP en el Congreso entre 1986 y 2019; eurodiputada y alcaldesa de Málaga entre 1995 y 2000; ministra de Sanidad entre 2000 y 2002; vicepresidenta del Congreso entre 2011 y 2016 y presidenta de la Comisión del Pacto de Toledo. Un resumen de la extensa trayectoria de quien durante años fue referente de la lucha de la mujer en política. Ahora, tras abandonar esta actividad, Villalobos saca libro y se defiende en las cocinas de Masterchef.

–Después de más de 30 años en la primera línea política, ¿cómo se lleva estar alejada de esta actividad?

–Es muy simple, porque la vida es algo más que la política. Ha sido una etapa muy importante y gratificante pero la vida continúa y tiene muchas cosas que hacer. Así que ahora estoy viviendo otras cosas.

–Tan larga trayectoria da para mucho. ¿Dígame el mejor recuerdo y el peor?

–Mira, siempre me quedo con los mejores recuerdos, lo otro no me apetece mucho. Y la verdad es que mi paso por la Alcaldía de Málaga ha sido el momento más importante de mi carrera política, a pesar de todos los problemas que había.

–¿Se arrepintió de haber dejado la Alcaldía en su momento?

–Es que no tiendo a arrepentirme de las cosas. Las cosas que me van pasando las analizo para intentar no repetirlas pero nunca miro para atrás. Tenemos la obligación de mirar hacia adelante y vivir lo que en cada momento la vida nos está planteando. Estar permanentemente diciendo 'si yo no hubiera hecho esto'… Es un ejercicio absolutamente estúpido, porque no vas a cambiar nada.

"No me gusta la política actual, una política líquida, del momento, de mirar de reojo a las redes sociales"

–Dejó la Alcaldía para dar el salto a Madrid. Era una oportunidad única...

–Para mí no fue una oportunidad única. Quien dice saber de estas cosas decía que al presidente del Gobierno no se le dice que no. Y había una asociación entre el señor Aznar (entonces presidente del Gobierno) y el señor Arriola (estratega del partido y marido de Villalobos); me hicieron un cerco de tal calibre… En principio dije que no, porque no tenía ningún interés en ser ministra. Me hubiera hecho ilusión a lo mejor serlo en el primer gobierno de Aznar, porque era el principio. No era una cosa que me ilusionara, porque lo que me ilusionaba era el Ayuntamiento de Málaga. Yo salí llorando del Ayuntamiento, para mí fue un golpe. No era un tema de ambición personal porque mi ambición personal era el Ayuntamiento. Lo que pasa es que lo dejé en muy buenas manos.

–Casi se vio en una encerrona…

–Pues sí, suele pasar en política de vez en cuando. Ya me lo hizo el señor Aznar para mandarme a Europa de número 2 en 1994. Me dijo que me tocaba ir de 2.

–¿Cómo fue su etapa en el Ministerio, porque hubo mucho ruido durante su gestión? ¿Cree que se fue injusto con usted?

–Trabajé mucho. En dos años fuimos capaces de hacer cosas importantes, de lo que me siento orgullosa, como convertir en funcionarios a 90.000 interinos que había en el sistema sanitario. Aquello resolvió un grave problema. Hicimos leyes importantes como la de Seguridad Alimentaria, le sacamos 20.000 millones de pesetas a la industria farmacéutica… Se hicieron muchas cosas. ¿Qué hubo momentos complicados? Pues sí. ¿Qué me pude equivocar? Pues claro. La pregunta que me hago es: ¿Si eso lo hubiera dicho un hombre hubieran montado el pollo que me montaron durante demasiado tiempo? Las mujeres tenemos un handicap superior. Hay un gran empresario como el presidente de Telefónica al que pillaron en una junta de accionistas jugando con su móvil y nadie le ha preguntado ni lo ha vuelto a reproducir jamás. Sin embargo a mí… La siguiente pregunta que me va hacer es sobre este tema.

–No. Es cierto que desde que fue ministra ha estado el foco muy encima de usted.

–Cuando hay una crisis sanitaria las cosas se complican. Cualquier tema relacionado con la salud tiene muchas aristas.

–Habla usted del hecho de ser mujer. ¿El que fuese andaluza pudo influir también?

–No me he hecho esa reflexión nunca, me niego a hacérmela porque los andaluces tenemos el derecho a decir las cosas como las decimos, como hacen los catalanes, los aragoneses… Lo sitúo solo en el ser mujer.

–¿Lo del libro ya lo venía fraguando?

–Fue una propuesta cuando ya había dejado la política activa y me atrajo hacerlo. Tengo que agradecer mucho a mi hija Amaia por la mano que me echó. Porque yo tiré la toalla varias veces, porque no soy escritora ni trataba de hacer un tratado política.

–¿No hay duda de que lo ha escrito usted?

–No, se nota. Cuando lees el libro se nota porque escribo más o menos como hablo. No hay ni trampa ni cartón.

–¿Quién lea el libro va a conocer bien a Celia Villalobos?

–Por lo menos la va a conocer mejor. Se va a dar cuenta de algunas cosas que desconocía por la enorme dificultad que tiene la gente de centro-derecha de explicar y comunicar las cosas que hemos hecho.

–¿Por qué es diferente si se es de centro-derecha y no de izquierdas?

–Pues no lo sé, me gustaría saberlo, pero es así, es una realidad.

–Los que no la conocemos de manera más personal tenemos la impresión de que usted no suele callarse las cosas. ¿Es una imagen cierta o hay mucha imaginación en torno a su figura?

–Me callo lo que sé que me tengo que callar, lo demás lo digo. Soy como soy y se me conoce bastante para lo bueno y para lo malo.

–¿Se ha callado muchas cosas en el libro?

–Algunas sí, lo normal.

"No tenía ningún interés en ser ministra;lo que me ilusionaba era el Ayuntamiento;yo me fui llorando"

–En política ¿cuántas veces se ha sentido traicionada?

–En eso de la traición creo poco. Eso de ‘me has traicionado, me has decepcionado’. No, no. Cada uno es cada uno y se comporta como quiere. Yo tiendo a no juzgar a la gente.

–¿Usted se marchó pacíficamente de la política o la echaron?

–Yo me fui, posiblemente para evitar que me echaran. No lo sé. Era difícil explicar por qué se me echaba. Y te vas porque llega un momento en que lo que se está haciendo en política no te gusta y como no te gusta, te vas. Lo que no hago es comulgar con ruedas de molino. Como no me gusta la política actual.

–¿Por qué?

–La política actual, esta política líquida. Esta imagen de la mujer, esta generación copito de nieve; no puedes decir nada que le moleste. ¿Cómo puedes pensar diferente a mí? ¿Cómo no me puedes proteger? Y pendientes permanentemente de las redes sociales sin pensar en el interés general. No me gusta. Esta política del momento, de mirar de reojo a las redes sociales no es la que me gusta y he ejercido.

–¿Ve alguna Celia Villalobos en el panorama actual?

–Hay un montón de mujeres que valen un montón, mucho más que yo.

–¿De Francisco de la Torre algo que decir?

–El único consejo que me dio Aznar sin pensar en nada de gobierno es que me buscase un número 2 bueno porque podía pasar cualquier cosa. ETA intentó matarme. Una ciudad la tienes que dejar en manos de gente muy capaz y Paco de la Torre era la persona idónea y lo ha demostrado.

–¿Cree que sabrá retirarse a tiempo?

–Eso es un tema que tiene que resolver él. Yo me fui y cuando me voy de los sitios me voy. Él sabrá lo que tiene que hacer.

–Su participación en Masterchef ¿cómo califica esta experiencia?

–Fantástica. Se lo aconsejo a muchos, que no tengan miedo, porque merece la pena. Es divertido, un reto, conoces a gente de un mundo en el que no te has desenvuelto… Me ha encantado.

–¿Cuál es su plato favorito?

–Los boquerones fritos.

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