El parqué
Adiós a las subidas al cierre
MIGUEL Acosta se incorporó a la Asociación de Familiares de Enfermos Mentales (Afenes) en 1999 como vicepresidente. Dos años después fue nombrado presidente, hasta la actualidad. Durante varios años también presidió la Federación Andaluza de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Faefes). Ahora, después de 15 años dedicado al movimiento asociativo, este ex director de una agencia de viajes prepara un libro en el que reflejará su vena solidaria y su trayectoria en ambas instituciones.
-Siguiendo una huella es el título del que será su próximo libro. ¿De quién sigue los pasos?
-De mi padre, que en paz descanse. Era maestro en Chilches, muy querido en el pueblo, y también una persona muy solidaria.
-¿De qué trata?
-En el libro cuento un poco mi vida solidaria. Me auto denomino como el "jubilado solidario" porque desde que me jubilé me dedico en cuerpo y alma, especialmente, al movimiento asociativo de la salud mental. También cuento con testimonios de amigos y autoridades.
-¿Y cuándo verá la luz?
-Antes de un mes, posiblemente en octubre.
-En cuanto a salud mental, ¿ha notado una involución con los recortes?
-Sí, la verdad es que sí, y en estos momentos estoy un poco preocupado. Conseguimos que la salud mental se tratara con carácter preferente, la salud de por sí ya es un derecho universal, y temo volver atrás en el tiempo.
-¿Resulta difícil luchar contra el estigma de los enfermos mentales?
-Loco, locura, son términos que afortunadamente ya no se utilizan, al menos no de manera intencionada. En cambio, en ocasiones, algunos políticos y autoridades, para ofender o molestarse el uno al otro, utilizan en sentido peyorativo que este o la otra tiene esquizofrenia. Parece que solo la palabra esquizofrenia ya suena mal, tiene un grado negativo. Y aunque existen códigos deontológicos incluso para los medios de comunicación, muchas veces se utiliza algún término mal, aunque de manera inconsciente, sin mala fe y sin mediar las consecuencias que pueda tener.
-Me aplico el cuento.
-No es una represalia. Aprecio muchísimo el apoyo de los medios de comunicación y entiendo que la falta de tiempo de los cierres de los periódicos pueda llevar a cometer algún error, pero sin mala intención.
-Usted fue presidente de la Federación Andaluza, ¿en qué situación se encontraba Málaga con respecto a otras provincias?
-Cuando llegué a Afenes, Málaga se encontraba a la cola de Andalucía en recursos. Ahora hay viviendas tuteladas, tenemos un programa de atención a domicilio, casas hogar, etcétera. Fueron ocho años razonablemente bien aprovechados, por eso me duele ahora pensar que podamos retroceder en el tiempo. Tenemos que ser muy reivindicativos.
-De los manicomios a las casas hogar hay un salto.
-De hecho, con motivo del día mundial de la salud mental, el próximo día 10 de octubre, vamos a hacer una exposición fotográfica con imágenes de aquella época, cuando bañaban a una persona con agua fría, con una manguera, cuando aún existía la famosa sala 21 del Hospital Civil. Pero no se puede comparar con las casas hogar, con habitaciones individuales, televisión y cuarto de baño. En cualquier casa de estas podría vivir cualquiera de nosotros con toda la dignidad del mundo. También se organizan actividades para que tengan una mayor autonomía.
-¿Hay un gran desconocimiento de la salud mental con respecto a otras patologías más conocidas como la diabetes o el colesterol?
-Sí, y el poco conocimiento que hay es más bien negativo.
-Contra eso, ¿qué se puede hacer?
-Pues campañas de difusión, de formación, de orientación. Hace dos años se aprobó en pleno, por unanimidad, una declaración institucional en la que se consideró Málaga como ciudad libre de estigma para eliminar ese mito que fomenta la exclusión, la marginación. Soy consciente de que los tiempos son difíciles y que no estamos en época de inversiones. Pero es que la salud mental tampoco exige grandes inversiones, sí de un tratamiento personalizado en el que los profesionales no se vean obligados a citar al paciente dentro de seis meses si tiene que verse a los tres. Es decir, que no se vea forzado a tener que apresurar la salida del paciente por falta de recursos. Pero estoy seguro de que todo esto ocurre también en otras patologías. Ocurre lo mismo con las masificaciones en las urgencias por el cierre de la unidad de agudos y algunas plantas durante el verano.
-¿Cómo ?
-Te pongo un ejemplo, hoy he estado en el hospital porque tenía una analítica programada. Pues he estado tres horas. Ya me iba a dar hasta un mareo. Llegué a las 10:00 y salí a la 13:00. Yo creo que todo esto es mejorable y rogaría a las administraciones que hicieran un esfuerzo especial, que la salud es un derecho preferente, universal, reconocido en la Constitución Española.
-¿Cómo calificaría entonces la salud mental de la ciudad?
-Málaga tiene carencias. Aunque en los últimos diez años se han hecho cosas suficientemente importantes, eso no quita que no haya problemas todavía: faltan camas en la unidad de agudos, comunidades terapéuticas, centros de día, casas hogar, viviendas tuteladas...
-La ley de dependencia está en horas bajas.
-Bajísimas. La ley está casi parada. No valoran menos de dos años, antes pagaban con retraso y ahora ni siquiera saben si van a pagar o no. Han restringido más y han sido más exigentes. La salud mental es una barrera que no se ve, mientras que una persona que desgraciadamente tenga una invalidez o le falte una pierna o un brazo, no pasa desapercibida. Estas personas pueden normalizar su situación y hacer una vida normal, sí, pero obviamente necesita unos apoyos económicos. Y si la ley no le favorece y tampoco tienen acceso a las ayudas que les puedan ofrecer los servicios sociales, ¿dónde van? Hay gente que se encuentra en un callejón sin salida.
-¿La última reforma del Código Penal puede suponer también un ataque a los derechos de las personas con problemas de salud mental?
-Nosotros estamos absolutamente en contra de la reforma. No está impugnada en su totalidad, pero desde luego hay muchos artículos que cambiar porque esta ley estigmatiza y criminaliza aún más a las personas con problemas de salud mental. Los convierte en verdaderos delincuentes y no podemos estar de acuerdo con eso.
-Asociar una enfermedad mental con peligrosidad es un prejuicio que viene de antaño.
-Se consideran peligrosos por cualquier cosa. Lo lamentable es que la sociedad vaya a volver para atrás 40 o 50 años. En las prisiones los enfermos están abandonados, y salen peor que entran. Una persona que padece, por ejemplo, un trastorno límite de personalidad, puede ser en un momento dado más agresivo o tener una riña. Cuando estos casos llegan a los tribunales, muchas veces los jueces dictan órdenes de alejamiento. Si los padres son los tutores del chaval pero resulta que con esa orden no puede acercarse a su casa entonces yo le preguntaría al juez, ¿y a donde va? Tenga en cuenta que es un paciente y que está tutelado por sus padres.
-Una de las características de los enfermos mentales es su adición al tabaco. Solo por curiosidad, ¿cómo ha afectado la ley antitabaco?
-En eso también hubo sus más y sus menos al principio, pero lo cierto es que desde que la ley se implantó se está consiguiendo que cada día fumen menos. Aunque un paciente puede tener adición al tabaco como cualquier persona, a este le hace más daño cortarle esta adición de raíz. Por eso los mismos equipos de salud han tenido que ser flexibles en determinados momentos, siempre con el diálogo, e informándoles de que eso le va a perjudicar más, que no es beneficioso para la salud, que tiene que intentar dejarlo poco a poco.
-Con la vuelta al cole, habrá que poner el ojo en los más pequeños.
-Hay chavales que se quedan un poco atrás y eso puede ser síntoma de que se esté incubando algo. Pero normalmente no se suele dar eso, puede haber retrasos o enfermedades como el autismo que sí se dan en los más pequeños, pero lo que es la esquizofrenia, afortunadamente, no se suele dar en los niños. La edad proclive para la aparición de la enfermedad es a partir de los 15 en adelante. Ahí hay mucho que hacer en educación. Incluso nuestro centro da cursos de formación para la gente de la autoridad, para que cuando vayan a tratar a una persona que por alguna razón hace algo en la calle que pudiera considerarse una gamberrada, como hacer pipí en la acera, sepa que puede haber una razón detrás. El tratamiento no debe ser el mismo que el de un delincuente común.
-¿Cuál cree que es la principal carencia del sistema sanitario?
-A parte de las que ya he mencionado, llevamos diez años esperando la unidad de agudos del hospital Costa del Sol. Eso debería estar ya.
-La inserción laboral es también una de las eternas asignaturas pendientes.
-A partir de cierto número de empleados, las empresas privadas deben, por ley, contratar a un 2% de personal con discapacidad; las públicas, un 5%. El problema es que ninguna de las dos cumple con esta ley mientras que cualquier persona es capaz de algo. Aquí, por ejemplo, realizamos talleres de jardinería.
-¿Qué otros programas destacaría?
-Talleres de cocina, actividades deportivas, aunque nuestro programa bandera es el de atención a domicilio con la familia y el paciente. Hay usuarios que no habían salido a la calle en un año -tenía la manía de tener la luz encendida de día y de noche-, y un psicólogo nuestro consiguió sacarlo una tarde para merendar. Por esta razón también se realizan excursiones, viajes, y se organizan actividades de todo tipo. Pero, sobre todo, nuestra principal función es reivindicar y procurar que no falten recursos.
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