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La crisis económica y el cambio de costumbres en la sociedad han afectado de lleno a un negocio tradicional que lleva décadas adornando la Alameda Principal. Sólo siete de los 17 puestos de flores distribuidos a ambos lados de la avenida permanecen abiertos resistiendo a la progresiva caída de las ventas. El Ayuntamiento de Málaga se plantea ahora facilitar la nueva apertura de los puestos vacantes a todo aquel interesado para reactivar este tradicional mercado callejero.
Sólo habrá que resolver cómo fijar las condiciones de las autorizaciones para los diez establecimientos floristas teniendo en cuenta su posible afección cuando empiecen las obras del Metro a su paso por la Alameda Principal. Aunque dado el retraso y las dificultades económicas que acumula el proyecto del futuro suburbano, la delegada de Empleo y Promoción Empresarial en el Consistorio malagueño, Esther Molina, explicó a este periódico que se baraja la posibilidad de dar la licencia "con una limitación temporal condicionada al inicio de los trabajos y prorrogable hasta que eso ocurra para que mientras tanto puedan ser aprovechados".
Con esta iniciativa se busca, por un lado, según Molina, "mantener la imagen tan emblemática de esta zona de la ciudad y además fomentar el autoempleo en una situación tan difícil como la actual". Los técnicos del área ya están estudiando los requisitos que fijarán para estas autorizaciones con las que se pretende incentivar a un sector cuyas ventas en el mercado local de flores y plantas ha sufrido un duro golpe en los últimos dos años.
Carmela y Estrella, que regentan uno de los negocios, aseguran que cada día salen de su casa sin saber cuánto van a ganar. "La gente apenas compra ya flores. Prefieren tomarse una cervecita y alternar", explican mientras atienden a un joven interesado en llevarse un ramo de rosas. Las hermanas, dueñas de Flores Maite desde hace más de 50 años, afirman con rotundidad que éste ha sido el que ha registrado cifras más bajas, debido a la inestabilidad económica, puesto que las ventas se han desplomado hasta la mitad.
La consecuencia más inmediata ha sido el cierre definitivo de diez locales en los últimos años. El último se produjo el mes pasado, después de que abriera sus puertas hace más de una década, ya que, según afirman los comerciantes de la zona, la dueña "ya no podía hacer frente a los pagos pendientes".
Solo las fechas señaladas, como el Día de Todos los Santos -en que se engalanan las tumbas de familiares y seres queridos con flores- mantienen en niveles aceptables las ventas de estos productos. Semana Santa, las Cruces de Mayo y San Valentín siguen siendo un negocio, mientras que ocasiones especiales como nacimientos, cumpleaños o santos también constituyen para los floristas un balón de oxígeno.
Sin embargo, la llegada del verano supone la peor época para el sector, ya que la gente se marcha de vacaciones. El mismo desasosiego provoca la Feria de Málaga, cuando la mayoría de los puestos se ven obligados a cerrar, ya que las flores son artículos perecederos, como explica Francisco Rosa, otro de los comerciantes.
La tendencia ahora es comprar ramos variados de los productos más baratos, como lirios, claveles y margaritas, detalla Toñi, trabajadora de Miguel floristerías. "Tenemos la docena de claveles y el ramito de margaritas a cinco euros. Quien no compra flores es porque no quiere", subrayó la florista, que cifró en unos 1.000 euros las pérdidas mensuales este año en su negocio. Lisianthus y lilium resaltan entre las especies más vistosas, junto a los nardos -que ahora se venden menos- y el liatris, una flor morada que cada vez se está popularizando más entre los interioristas.
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