Continúa cerrado el módulo del Conservatorio Manuel Carra tras los disparos en su fachada
La investigación ha concluido con la detención de un padre y sus dos hijos que residen en un piso cercano al pabellón
El pabellón del Conservatorio Manuel Carra que amaneció el pasado 14 de abril con varios disparos en su fachada continuaba ayer cerrado a pesar de que la investigación policial ya ha concluido, saldándose con la detención de tres personas, como publicó ayer el diario Sur. El modulo, que se encuentra a varias calles del conservatorio, al lado del instituto Sierra Bermeja -en la calle Dolores Cortés-, se cerró la semana pasada, después de que muchos padres se negaran a que sus hijos recibieran allí las clases hasta que se investigaran los hechos. Desde ese día los alumnos se reubicaron en la sede principal del centro.
La detención de un padre y sus dos hijos, que residen en un piso cercano al centro educativo desde el que la Policía Nacional ha determinado que procedían los disparos, aclara la situación. Aun así, desde la junta directiva del conservatorio se negaron a aclarar el día en el que los alumnos regresarán a sus clases y evitaron hacer ningún tipo de declaración al respecto. "Nos hemos apretado un poco para poder dar las clases", aseguró el personal del centro, que espera que la situación no se alargue mucho más y que sucesos como este no se vuelvan a producir, ya que aunque los tiros se produjeron fuera del horario lectivo, podría haber pillado a algún trabajador del centro.
Desde la Delegación de Educación aseguraron ayer desconocer cuándo se reabrirá el módulo tiroteado para que los alumnos vuelvan a retomar la normalidad en sus clases, que ahora reciben en el pabellón principal del conservatorio. Aunque sí que le restaron importancia al suceso al asegurar que se trataba de unos disparos en la fachada, de los que uno había atravesado una persiana.
Este modulo del Conservatorio Manuel Carra no es la primera vez que es objeto de ataques, ya en 2006 en horario escolar lanzaron naranjas y piedras contra las ventanas, lo que forzó el abandono del pabellón y la reubicación de sus 400 alumnos en el edificio principal del centro. Los agentes que investigaron el caso identificaron como autores a dos menores vecinos de la zona donde se ubican estas aulas.
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