La calma total aún no ha llegado al aeropuerto de Málaga. Pese a que los vuelos se están reduciendo "mucho", según apuntan fuentes de Aena, se siguen viendo en distintos puntos del día colas en los mostradores de embarque y una continúa afluencia de pasajeros que buscan volver a sus países de origen.

Este domingo, como en la última semana, la mayor parte de las personas que pasean por la terminal son turistas a los que la crisis del coronavirus los ha pillado de vacaciones en la Costa del Sol y que buscan abandonar la provincia después de que el Gobierno decretase el cierre de los hoteles en el plazo de una semana, efectivo desde el próximo jueves.

Según Carolina Ortiz, secretaria general de la Federación de Servicios a la Ciudadanía del sindicato CCOO, actualmente "los únicos viajes" que se están tramitando son para repatriar a personas que vuelven a España o que se van a sus países de origen; según Aena, el aeródromo está funcionando "con relativa normalidad".

El nerviosismo de las personas que buscan salir de Málaga se incrementa, además, ante la amenaza del cierre de fronteras y las propias medidas de las compañías aéreas que provocan que el número de vuelos cambie por horas a causa de las reprogramaciones. La mayoría está reduciendo su actividad y, en muchos casos, presentando Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). 

"Esa gente está en una situación bastante desesperada, quieren volver a su tierra. Están pendientes de los cambios de las compañías aéreas y hay un cierto movimiento descontrolado", explica la representante sindical. "Tienen la sensación de que se puede decretar el cierre de las fronteras aéreas y están haciendo todo lo posible por coger un avión; ahí, en el interior también se da ese hacinamiento", añade.

Según confirmaron a Europa Press fuentes presenciales, este domingo las colas se concentraban en mostradores para facturar y embarcar con destino a, entre otros, Montreal (Canadá).

De la misma forma que en días pasados, las normas de prevención han brillado por su ausencia: pocas mascarillas y, en contados casos, una distancia de seguridad de un metro y medio. La norma se comunica con frecuencia a través de los altavoces del aeródromo y el personal se afana en solicitarlo, aunque tampoco estos se encuentran en una situación fácil.

A la posibilidad de que se vean afectado por expedientes de regulación temporal de empleo, incentivados por la progresiva pérdida de actividad aérea, se une, según Ortiz, el hecho de que carecen de medidas de protección. La representante sindical asegura que las compañías aéreas no están cumpliendo las medidas de prevención que ofrecer a sus propios trabajadores, que "también debería poner en marcha Aena". Entre ellas, la señalización en los mostradores de la distancia de seguridad o en el suelo a través de pegatinas o la dispensa de material como mascarillas o guantes. 

Desde el sindicato piden, además, aumentar el número de geles desinfectantes en las terminales así como reforzar la limpieza. A juicio de Ortiz, la Unidad Militar de Emergencias debería ir "todos los días" al aeropuerto a desinfectar.