Ómicron está poniendo contra las cuerdas a las empresas malagueñas, que sufren una avalancha de bajas laborales por Covid desde antes de las fiestas navideñas. En el mes de diciembre, un total de 13.782 trabajadores estuvieron de baja por coronavirus en Málaga, según datos de la Asociación de Mutuas de Accidente de Trabajo (AMAT), que señala que el “tsunami” no tiene visos de remitir en las primeras semanas de enero. El incremento fue de un 803% respecto al mes de noviembre, periodo en el que se produjeron 1.526 bajas por esta misma causa.

Las bajas se dispararon especialmente en la parte final del año, según asegura el presidente de la Cámara de Comercio de Málaga, Sergio Cuberos, quien subraya que de Nochebuena a Nochevieja fue “terrible”. Ahora, la situación sigue siendo “muy complicada” para las empresas de la provincia que, según detalla, tienen entre un 12 y un 15% de su plantilla afectada por el virus. Esto supone que los empleados se ausenten durante al menos una semana, que es el tiempo mínimo de aislamiento establecido para los positivos por covid, algo que hace especial daño a los negocios familiares y más pequeños, así como a aquellos en los que el teletrabajo es imposible como hostelería y comercio. Eso, puntualiza Cuberos, en una provincia donde el 80% de las empresas se dedica al sector servicios.

“Nos encontramos comercios o talleres que han tenido que cerrar porque tienen tres empleados y dos se han contagiado; o restaurantes donde se han dado de baja los cocineros y no han podido seguir abiertos”, explica Cuberos. “Las mayores, como nosotros –expone el también presidente de la cadena de supermercados Maskom–, se están volviendo locas, moviendo personal de un lado a otro o tomando otras medidas para mantener los establecimientos abiertos y un mínimo de servicio, pero es muy complicado”.

El aluvión de bajas laborales por coronavirus afecta no solo a las empresas privadas, sino también a muchas administraciones públicas. Por ejemplo, en el Ayuntamiento de Málaga solo en estos primeros once días de 2021 se han solicitado 57 bajas de funcionarios, según los datos facilitados por fuentes municipales. A razón de cinco por día, y eso sin contabilizar las que se hayan producido en los organismos autónomos ni empresas municipales.

Por su parte, en la administración judicial el coronavirus está obligando a aplazar o suspender juicios ya señalados, por el repunte de bajas laborales entre jueces, magistrados, fiscales, abogados y funcionarios, incluso de testigos, peritos y acusados. En todos estos casos se ha producido un aumento de positivos a la vuelta de las Navidades. En concreto, entre el funcionariado se está detectando, diariamente, una media de seis bajas por coronavirus en la Ciudad de la Justicia de Málaga, según informó ayer la Cadena Ser.

En los centros educativos, el inicio de las clases se ha hecho con 167 profesores de baja, según los datos aportados por Educación el lunes. Aunque los sindicatos aseguran que son más, en torno a un 10%, porcentaje que sobre una plantilla de 18.895 docentes supondría más de 1.800 ausencias. Y en la Policía Nacional, el sindicato SUP alertó de que hay unos 200 agentes enfermos por Covid.

Desde la Cámara de Comercio de Málaga trasladaron la “desesperación” de muchos empresarios que ven cómo la incidencia sube “y no se hace nada”. “La situación se está yendo de las manos. Ya es decir poneos enfermos y ya saldremos de esta, pero mientras tanto las empresas tienen que seguir trabajando lo mínimo y, sino, cerrar. Eso sin contar el perjuicio en la sociedad”, considera.

Además de lo anterior, Cuberos tildó de “caos” la situación con la Seguridad Social, asegurando que los trabajadores “tienen un problema enorme” para darse de baja y, luego, de alta. “Las bajas se consiguen a través de Salud Responde, que funciona regular, pero no hay agilidad para las altas. Lo mínimo que se tiene que hacer es que si la cuarentena son siete días que se dé la alta después, o que si el trabajador está enfermo que vuelva a su centro de salud y se pida una ampliación”, explica, aludiendo al “despropósito” de que se den bajas “sin ver a nadie, ni siquiera por teléfono”. “Entendemos la saturación de la sanidad, pero hemos ido degradando el tema y haciendo que las empresas asuman una problemática enorme”, insistió.