Culto a las ánimas benditas

El aceite que los fieles donan a la Iglesia de Santiago surte a 24 centros benéficos de la provincia En sólo tres meses se recogieron más de 5.000 litros y 22.000 durante 2013

Manuel Aranda, sobrino del párroco, junto al aceite donado por los fieles.
Manuel Aranda, sobrino del párroco, junto al aceite donado por los fieles.

La tradición de ofrecer aceite a la Virgen de las Ánimas que protagoniza el cuadro de Juan Niño de Guevara, conservado en la Iglesia de Santiago, en la céntrica calle Granada, no sólo se ha mantenido intacta a lo largo de los años sino que, con el desasosiego generado por la crisis, incluso ha ganado adeptos. Tanto es así que en los últimos tres meses se ha recogido un total de 5.180 litros, cifra que, según el párroco, Francisco Aranda, posiblemente se duplicará entre abril y junio y tendrá su pico más alto en la próxima Semana Santa. "La situación económica no ha podido con esta devoción, todo lo contrario. Cuando la gente no tiene nada se agarra a algo. Este año ha habido un aluvión de personas que visitaron al Cristo de Medinaceli en la parroquia, unas 50.000. Ese mismo día no cabía más aceite", recalca.

El incremento de las donaciones ha sido tal que el templo adoptó hace ya algún tiempo la decisión de surtir a más de una veintena de centros benéficos de toda la provincia, entre otros Cottolengo, Convento del Císter, Religiosas Capuchinas de Granada, Carmelitas Descalzas, Hermanas de los Pobres y ahora también el Asilo de los Ángeles. A cada uno de ellos, la Iglesia de Santiago le facilita al mes unos 200 litros de aceite. "Entraba tanta cantidad que hicimos una relación de beneficiarios y les preguntamos cuáles de ellos lo necesitaban. Normalmente son centros que están gestionados por entidades religiosas, pero otros no. Los encargados vienen con sus furgonetas y carros. A algunos les damos aceite y ellos, a cambio, nos traen alimentos. Ni se vende ni se comercializa", explica el párroco.

La tradición de ofrecer este producto tiene su origen en el culto a las ánimas del purgatorio, que según la Teología se refieren a toda alma con algún pecado que no ha realizado en vida la suficiente penitencia como para entrar directamente en el Cielo. Así, se cree que las ánimas benditas tienen la capacidad de interceder a favor de los fieles una vez que estos, con su oración y su limosna, las reviven. Se trata, en definitiva, de una creencia popular basada en realizar un sacrificio por el descanso de los difuntos. "La Virgen del Carmen saca las almas del purgatorio y ayuda a los que están moribundos. La Teología se refiere con éste a un paso intermedio en el que todavía quedan por purgar los pecados cometidos en vida. A esas ánimas hay que ofrecerles aceite y luz para que se alimenten y puedan trabajar de noche. Se encienden con mariposas de aceite sobre agua. La vajilla tiene que ser transparente para que así se vean los niveles. Hay muchas versiones de esta creencia y ésta es una de ellas", cuenta Francisco Aranda.

Pero al no caber, recuerda, lamparillas dentro del recinto de la capilla de las ánimas, los feligreses comenzaron a colocar velas rojas a los pies del cuadro de Niño de Guevara, representante del Barroco español. La obra fue restaurada en un proceso que duró 36 meses. Desde entonces han transcurrido 15 años. "La restauración fue muy larga y complicada. Cuando acabó, nos advirtieron de que el cuadro, como mucho, sólo podría tener tres mariposas encendidas para evitar su deterioro y así se limitó el número de velas que traíamos", detalla el sacerdote.

A partir de ese momento, los fieles se animaron a dejar sus primeras bolsas con garrafas de aceite junto a la obra del pintor. Desde entonces, esta costumbre se ha convertido en una forma de devoción que sólo durante 2013 generó 22.000 donaciones. "Hay quien trae un litro de aceite y otros que ofrecen hasta 20. La parroquia es una de las que más tiempo permanece abierta en Málaga: de 08:00 a 13:00 y de 18:00 a 21:00, pero la gente hace sus ofrendas desde primera hora de la mañana y durante todo el día. Por la noche recogemos las donaciones y las guardamos en una habitación. A veces necesitamos hacer uso de otra más porque ya no caben más botellas", sostiene Aranda.

La práctica está también vinculada al antiguo cementerio de San Miguel, uno de los más emblemáticos de Andalucía. Allí, según la leyenda, estaban presentes unas ánimas negras que concitaban la devoción de numerosos fieles. Pero la clausura de la necrópolis en 1987, convertida después en columbario, hizo que la costumbre se intensificara en el templo de Santiago, que puede presumir de ser la primera parroquia de Málaga.

En torno a ella giran numerosas historias que, según el párraco, no son más que leyendas urbanas. "Muchas no son ciertas. Nunca fue catedral ni consagrada ni erigida. Probablemente, se utilizó para vestir al cabildo e incluso al obispo en las grandes ceremonias y hacer una pequeña procesión hacia la Catedral de Málaga desde aquí, que resultaba más cerca", sostiene.

La Iglesia de Santiago estaba formada en sus inicios por una única nave central y tejado de doble vertiente. Las dos laterales se añadieron posteriormente. Era un templo mudéjar con un artesonado, en palabras del párroco, "magnífico". "Se amplió junto con el resto de iglesias en Málaga, como Los Mártires y San Juan. Entonces había una feligresía muy próspera. Eso ha cambiado totalmente. Ahora es una zona muy deprimida", se lamenta.

Con el paso del tiempo se convirtió en un templo de planta prácticamente basilical con contra-remates en varias cúpulas. "Se bajó el nivel a una bóveda de tipo barroco neoclásico con decoración de la época. Eso le dio más actualidad, perdió belleza desde el punto de vista histórico-estético pero así tenía más utilidad", precisa.

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