Si valerosos e incansables han sido los sanitarios, los transportistas, los policías, los guardias civiles y otros muchos, héroes han sido los niños que han afrontado con determinación el confinamiento obligado por la pandemia. Durante casi 100 días los más pequeños han sido víctimas indirectas del COVID-19, que con su expansión les dejó casi sin espacio.

El avance de la desescalada permitió abrir la mano a las restricciones semanas atrás, posibilitando que pisasen la calle, pero no es hasta ahora, con la finalización del estado de alarma, cuando reabren sus parques, sus toboganes y columpios. Desde primera hora de este domingo, las instalaciones largamente precintadas, se mostraban de nuevo disponibles.

La orden emitida el pasado viernes por la Junta de Andalucía, fiando las medidas de seguridad en la bautizada como nueva normalidad, incluía estas instalaciones entre las que volvían a la vida. Aunque con ciertas limitaciones de uso, caso del aforo. De manera precisa se señala que debe respetarse "un aforo máximo estimado de una persona por cada cuatro metros cuadrados de espacio computable de superficie del recinto".

Al tiempo, se advierte de la necesidad de "aplicar las medidas de higiene y prevención establecidas, especialmente en lo que se refiere a proceder diariamente a la limpieza y desinfección de estos espacios en las áreas de contacto de las zonas comunes". Algo extensible también los parques biosaludables, las pistas de skate o espacios de uso público al aire libre similares.

En el caso de la capital, además, el Ayuntamiento advierte de la necesidad de que los mayores de 6 años vayan provistos de mascarilla de forma obligatoria, al tiempo que se insiste en mantener una separación mínima de 1,5 metros entre los menores y las familias. Con el veto levantado, decenas de niños y padres han recuperado el hábito ya olvidado. Un reencuentro emotivo.