La lectura de los últimos datos de desempleo publicados por el Ministerio de Trabajo permiten una doble lectura. La positiva es que la provincia encadena dos meses consecutivos con una caída en el paro, ya que junio cerró con 2.459 desempleados menos que en mayo (1,29%). Es el tercer mejor dato a nivel nacional, solo por detrás de Cádiz (-4.549) y Asturias (-2.870).

La negativa es que la comparativa respecto al arranque del periodo estival del año pasado deja 51.929 parados más. Un dato lógico si se tiene en cuenta la incidencia directa sobre la economía provincial y, en especial, sobre el sector servicios, del COVID-19. En total, son 188.285 los parados registrados. Este parámetro es el peor en un mes de junio en los últimos cinco años.

Junio es tradicionalmente una mensualidad en la que la cifra de personas demandantes de empleo cae. Muestra de ello es que hace justo un año las estadísticas oficiales mostraban una reducción de 4.649 desempleados, casi el doble que ahora.

Tomando en consideración los sectores económicos, a pesar de la incidencia de la pandemia sobre el turismo en un territorio tan dependiente del mismo, el sector servicios registra 2.842 parados menos respecto a mayo. Algo que no impide que sea la actividad que más desempleados acumula, con 137.630. También ven descender sus cifras la construcción, con 888 menos (18.239 parados) y la industria, con 393 (8.133 parados). Sube el desempleo, sin embargo, en la agricultura, con 336 personas (5.406 parados).

Otro detalle que muestra la particularidad del momento en el que se encuentra la economía en plena pandemia es el de los contratos firmados. El dato de junio alcanza los 39.312 vínculos laborales (apenas 3.160 indefinidos, 36.152 temporales), mejorando en 12.065 el registro de mayo (44,28%). Sin embargo, la distancia respecto a junio del año pasado, cuando el COVID-19 era inimaginable es enorme. En concreto, hay 35.195 contratos menos respecto a hace un año, lo que supone un 47,24% menos.