'Enganchados' a las redes sociales
Estar permanentemente conectado a Facebook, Twitter o Tuenti puede desembocar en una adicción · Los adolescentes y las personas con problemas de habilidades sociales son más propensas a presentar esta patología
La Real Academia Española (RAE) define adicción en su primera acepción como el hábito de quien se deja dominar por el uso de alguna o algunas drogas tóxicas, o por la afición desmedida a ciertos juegos. En la actualidad hay diversas adicciones, pero en cuestiones virtuales, puede decirse que las hay en las redes sociales, a la información y a los juegos virtuales, siendo la más activa la adicción a las redes sociales. Estar permanentemente conectado a Facebook, Twitter, Tuenti, Skype, YouTube o Myspace resulta en ocasiones excesivo y, los excesos desemboca muy a menudo en adicciones.
Una de las psicólogas de la Asociación Malagueña de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Amalajer), Rocío Zamora, explica que cuando se pasan muchas horas frente al ordenador y se comienzan a dejar cosas de lado tan simples como llamar a los amigos o quedar para salir a tomar algo, se puede decir que se empieza a tener una adicción. Así, señala que aunque no hay estudios en los que se precise un perfil definitivo del adicto a las redes sociales, sí se puede hablar de rasgos generales. En este sentido, Zamora recalca que suelen ser jóvenes, por lo general, en la adolescencia, y con problemas de habilidades sociales.
Por tanto, la adicción a internet suele afectar a personas que psicológicamente o por la edad son "más vulnerables". Un grupo al que hay que prestar especial atención, a juicio de Zamora, son los adolescentes porque reúnen características de riesgo: impulsividad externa, necesidades de relaciones nuevas y autoestima baja. Uno de los indicadores más claros de que se está cayendo en una dependencia es la imposibilidad de controlar el tiempo que se quiere estar conectado y la única terapia para hacer frente a esta adicción es evitar los factores de riesgo. "Si es un adolescente no se le puede dejar utilizar el ordenador. Para ello se pueden cambiar las claves de acceso, además de que el ordenador esté en una habitación visible para los padres", señala la psicóloga de Amalajer, que añade que si es el caso de un adulto que utiliza el ordenador en el trabajo "hay que bloquear el acceso a ciertas páginas así como llevar un control exhaustivo de en qué páginas navega".
Por su parte, el profesor de Psicología Social de la Comunicación de la Universidad de Málaga (UMA), Félix Moral Toranzo, matiza que "no es habitual que se hable de adicción a las redes sociales, sino que es más frecuente la denominación de adicción a los ordenadores". No obstante, indica que lo que está ocurriendo en la sociedad es que se ha trasladado el lugar y el medio de interacción de los jóvenes. "Las redes sociales de internet son los patios de vecinos de ayer", señala.
Moral Toranzo indica que hay dos criterios que marcan la línea que separa o divide el uso frecuente o el uso excesivo del ordenador de la adicción. El primero sería que la conducta o actividad adictiva desplaza e interfiere en otras que se realizan en la vida cotidiana. "Se dejan de hacer otras actividades, que habitualmente se realizaban, por la necesidad de llevar a cabo esa conducta, que se acaba convirtiendo en obsesiva". Esto hace que se perturbe la vida cotidiana y no de manera esporádica o de un día puntual, sino de manera sistemática y continua.
El segundo punto sería cuando la persona experimenta síntomas de ansiedad o irritación, o lo que sería equiparable a "un síndrome de abstinencia", si no está realizando la actividad o se le priva de ella.
Así, señala que los estudios que se han hecho hasta ahora indican que el perfil de los usuarios es muy abierto, no hay una tipología característica; aunque hay una mayor predisposición en personas jóvenes introvertidas, aquellos que disponen de poco tiempo para hacer vida social en la calle y personas estigmatizadas socialmente.
Está claro que la vida en la red permite entrar en contacto con muchas personas a las que no se conoce en la realidad. Basta con enviar una petición de amistad para que alguien, sea conocido o no, la acepte sin preguntar nada, sin prejuicios. La adicción a las redes sociales puede llegar a crear una vida virtual que sería insostenible en la realidad.
Ante una clara sistematología de adicción a las redes sociales, los expertos consultados coinciden en buscar ayuda y acudir a un profesional o a un centro asistencial, porque debe tratarse igual que cualquier otro tipo de adicción u obsesión.
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