"En España existe la tradición de no consultar a economistas"
El economista catalán piensa que las medidas tomadas por el Gobierno son adecuadas, aunque deberían haberse tomado en época de bonanza para prevenir
El congreso económico que se celebra estos días en la Escuela Superior Técnica de Informática escuchará hoy la ponencia de uno de los nombres más importantes de este campo a nivel internacional. Jordi Galí es director de Centro de Investigaciones de Economía Internacional (CREI) y es el actual presidente de la European Economic Association (EEA), además de ser asesor del Banco Central Europeo (BCE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Expondrá una modernización de las teorías keynesianas, campo en el que es un profesional destacado.
-Una de sus especialidades dentro del campo de la economía es el estudio de ciclos económicos. ¿Es el actual uno de los peores que ha analizado?
-Este es uno de los peores que ha existido. Es comparable a la gran depresión de los años 30 del siglo pasado, pero en cuanto a profundidad, duración y extensión a números de países, es la peor desde hace mucho.
-¿Cuánto costará volver a un ciclo positivo?
-Es difícil de decir. Algunos países nunca experimentaron la recesión, como los de Asia o América Latina. En el mundo occidental muchos han experimentado ya un proceso de recuperación, incluso alguno de ellos ya están en una situación avanzada. Pero desafortunadamente, la crisis del euro parece que está truncando esta recuperación. Parece que habrá un estancamiento durante un par de años más
-¿La lentitud de la reacción española ante esta recesión económica tiene algo que ver en la actual situación?
-La falta de una respuesta a tiempo de los dos gobiernos españoles involucrados y la falta de una resolución temprana al problema de la banca, es un lastre importante para la recuperación, no sólo para España, sino para el resto de Europa. Es un elemento de la crisis europea que creíamos que estaría limitado a Grecia, Irlanda y Portugal, pero en la manera que se suman más países como España y quizás Italia, la situación continuará en un estado muy delicado durante tiempo indefinido.
-Usted es uno de los más importantes investigadores de la nueva síntesis keynesiana, que es el tema sobre el que va a hablar en el congreso. Para los no iniciados, ¿qué defiende esta tesis?
-Realmente no defiende nada de por sí. No es una escuela que preconice ningún tipo de política. Es una escuela que defiende una determinada metodología para analizar la macroeconomía. Los elementos principales son, reconocer que hay imperfecciones de mercado, además de que los precios y los horarios no se ajustan de forma inmediata, sino que muestran una cierta rigidez que amplifica las fluctuaciones y puede dificultar la recuperación de esta situación. Pero por otro lado estas mismas fluctuaciones posibilitan que los bancos centrales, en principio, tengan una cierta capacidad de influir en la actividad económica.
-Defiende desde hace más de un año que el BCE no debería comprar deuda pública de países. Tras todo este tiempo, ¿Cómo sigue la situación?
-Ellos han comprado deuda, menos de las que unos querrían y más de las que querrían otros. Mi posición al respecto es que el BCE tiene que concentrarse en su mandato, que es mantener la estabilidad financiera y de precios, que requiere dotar de toda la liquidez necesaria para que los bancos funcionen. Cuando hablamos de compra de deuda pública es un tema muy delicado porque potencialmente puede suponer una transferencia de recursos de unos países a otros y de alguna manera, el BCE está formado por personas que no han sido elegidas por la población. Esto sería dotarle de un elemento que no está bajo un control democrático. Hay otros mecanismos por si se necesita comprar deuda pública, como por ejemplo el mecanismo de estabilidad europeo. Estas transferencias pueden crear un conflicto con secuelas más allá de la propia operación económica.
-Desde su posición, ¿cómo está viendo todas las reformas que se están produciendo en los últimos meses?
-Es una lástima que se hayan llevado a cabo ahora y no en el periodo de expansión. Entonces hubieran sido mucho más fácil venderlas a la población y nos hubiéramos evitado gran parte de la profundidad de esta recesión. Estas medidas tendrán un gran coste a corto plazo, pero la economía española, después de estas reformas, estará en una disposición mejor para afrontar la recuperación.
-¿Echa de menos que en estas reformas se hubiera consultado con más economistas?
-En España hay una tradición de no consultar a economistas que no sean los propios del partido político de turno que esté en el gobierno o en la oposición. Esto es una pérdida importante, porque hay muchos que estarían dispuestos a colaborar de forma desinteresada para ayudar a diseñar estas políticas. En último termino, estas políticas las están diseñando desde fuera, desde la Comisión Europea. Por desgracia, llegada la situación a la que hemos llegado, ellos son los que ahora las idean y se requiere un rescate. Son instituciones que están bien informadas, pero no hubiera estado mal que las hubiéramos tomado medidas anticipándonos a esta situación con nuestros propios recursos.
-¿La burbuja inmobiliaria fue un factor clave en la crisis o sólo un agravante?
-Fue causa principal, pero la de España, la de Estados Unidos, la del Reino Unido, la de Irlanda y la de otros países. Representa el origen de la situación en la que estamos. Todo lo que se ha producido después, son consecuencias de la explosión eventual de esta burbuja y lo que esto ha supuesto para el nivel de actividad económica, los presupuestos de los gobiernos o los balances de los bancos. Si hubiéramos evitado esto como lo hicieron otros países, la recesión no hubiera sido tan grave.
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