La playa de La Malagueta en pleno confinamiento por el coronavirus, en fotos
Al fondo, la Farola se divisa sin mácula, reflejando el sol que calienta Málaga en un domingo de abril sin peatones ni corredores abarrotando el Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso, ni sombrillas amontonadas sobre las arenas de la playa de La Malagueta en la que se ven decenas de gaviotas que, aprovechando el vacío, se atreven a acercarse a la orilla misma.
Es un domingo más de coronavirus, como esos otros que desde mediados de marzo de suman en el calendario. La ciudad se contiene ante la pandemia, guarda la obediencia necesaria a la espera de que tanto esfuerzo permita, en el corto plazo, asomarse de nuevo a la calle. Y quizás, un poco más adelante, a la misma playa que luce en quietud, desprovista de humanidad.