Galletas, abonos y cremas contra el envejecimiento de las medusas

Un estudio de la UMA para la empresa gaditana Bionaturis resalta la viabilidad del uso industrial de las medusas, aunque cuestiona su rentabilidad comercial

Medusas recogidas en el mar son depositadas en el puerto de La Caleta de Vélez, el verano pasado.
Medusas recogidas en el mar son depositadas en el puerto de La Caleta de Vélez, el verano pasado.

28 de agosto 2008 - 01:00

LAS costas andaluzas cosecharon el verano pasado 16.000 kilos de medusas. Además de para espantar bañistas y ocasionar picaduras a los más incautos, ¿podría tener alguna virtualidad esta especie marina? La empresa de biotecnología gaditana Bionaturis debió hacerse esta misma pregunta cuando inició el año pasado, en colaboración con el grupo de investigación Posidonia Sur de la Universidad de Málaga y el Centro Oceanográfico, un estudio para analizar la variedad de medusas que arriban al litoral andaluz y las posibilidades comerciales que podrían tener.

El proyecto, presupuestado en 48.000 euros según expuso Bionaturis en una presentación pública de la empresa, ha sido cofinanciado por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, a través de la Corporación Tecnológica y la agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía.

El resultado ya está listo. Los investigadores han concluido que las medusas tienen un amplio campo de aplicación que va desde la agricultura, hasta cosmética o la alimentación humana, pasando por la propia ciencia. Pero también se han apresurado a matizar que existe viabilidad técnica para convertirlas en abono, galletas o marcadores genéticos, lo que ya no está tan clara es la viabilidad comercial de una aventura de estas características.

En primer lugar, los científicos han identificado las especies más abundantes en el litoral mediterráneo andaluz y han establecido que en las aguas de Almería son las preferidas por las variedades Pelagia noctiluca, Cotylorhiza tuberculata y Rhizostoma pulmo. En Cádiz, en cambio, es más frecuente la Bolinopsis vítrea, mientras que en Málaga no sufre demasiado estas plagas porque "en verano predominan los vientos de poniente que vienen de tierra y alejan las medusas", según explicó ayer la Corporación Tecnológica en un comunicado de prensa.

El estudio revela que el uso de las medusas para fabricar abonos de uso agrícola es la salida más viable que se puede encontrar para estas especies marinas. Para esta aplicación son especialmente aptas las tres variedades que se dan sobre todo en Almería.

Pero es que, además, la Cotylorhiza tuberculata y la Rhizostoma pulmo resulta que son aptas para el consumo humano. Las medusas se componen en un 95% de agua y el resto está formado principalmente por proteínas, siendo casi nula la presencia de lípidos, carbohidratos y colesterol, por lo que incluso podrían disfrutar del apelativo de alimento saludable. En Asia su uso en la cocina es habitual en ensaladas o como ingrediente principal en la elaboración de galletas o pastas.

Sin embargo, el estudio apunta, por un lado, que en Europa culturalmente no forman parte de la alimentación, obstáculo al que se suma el hecho de que tampoco en el litoral andaluz se halla un volumen de medusas suficiente para plantearse un uso industrial de estas características. También podrían servir para elaborar piensos para animales, aunque también se encontrarían con el mismo inconveniente de la escasez.

Otro de los aspectos que se ha sometido a análisis es la utilización de las medusas en la elaboración de cosméticos. Una de sus singularidades es la alta concentración de colágeno, una proteína muy codiciada por esta industria por sus presumibles efectos para dar consistencia y elasticidad a la piel haciendo frente al envejecimiento. Hasta ahora el colágeno se extraída de subproductos de la industria cárnica, un recurso que, tras la aparición de la encefalopatía espongiforme bovina o enfermedad de las vacas locas, ha llevado a la búsqueda de otras fuentes de colágeno de origen marino. Las tres especies más abundantes que se han localizado en el mediterráneo andaluz son aptas para la extracción de colágeno, si bien el estudio determina que la biomasa que llega a la costa "no aportaría una cantidad suficiente y previsible".

Otra opción sería el uso de esta especie marina en la investigación científica. Algunas variedades contienen una proteína luminiscente de utilidad en la experimentación como marcador genético en investigaciones moleculares. Incluso se ha estudiado la aplicación de determinadas toxinas de estas medusas con fines terapéuticos, una opción que, en principio no ha arrojado resultados.

En definitiva, la investigación concluye que la estacionalidad de las medusas y la heterogeneidad de las especies que arriban a las costas andaluzas hacen que "sea muy arriesgada una actividad industrial", aunque sí podrían ser viable su uso "como actividad complementaria".

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