"Ganar dinero sin hacer nada ha sido el cáncer de las últimas décadas"

Juan Antonio Melé es el subdirector de Triodos Bank, una entidad financiera que nació hace 31 años en Holanda y que defiende un modelo de banca ética y sostenible. Es autor del libro Dinero y conciencia ¿A quién sirve mi dinero? y ayer dio una conferencia en el paraninfo de la Universidad de Málaga.

-Les llaman la banca ética ¿por qué?

-Nacimos en los años 70 con la misión de utilizar el dinero de la gente para mejorar y transformar el mundo. Creo que fue la primera vez que un banco nació con la idea de ir más allá de ganar dinero, que también tenemos que hacerlo porque si no no seríamos viables. No es lo mismo invertir el dinero en unos proyectos que en otros. Lo destinamos a aquellos que aporten un valor añadido a la humanidad en tres áreas específicas: cultura, medio ambiente y sociedad. Pensamos que son los sectores fundamentales para que haya bienestar social y no suelen ser objeto de interés por parte de la banca porque no se conocen bien o porque no dan la suficiente rentabilidad.

-La banca no está bien vista en los últimos años.

-Uno de nuestros aspectos fundamentales es que no somos especuladores. En estos últimos años el problema del sector financiero ha sido que el dinero no se ha invertido en la economía real, sino que el 95% del dinero que circula en el mundo cada día se dedica a la especulación. Muchas empresas necesitan dinero y no lo hay para ellas, pero sin embargo hay cientos de miles de millones dando vueltas por el mundo sin ningún objetivo fijo. Solo se especula. Ganar dinero sin hacer nada ha sido el cáncer de las últimas décadas. No tiene sentido.

-Entiendo que Triodos Bank partió de esa idea.

-Al principio nos dijeron que éramos una utopía pero hemos demostrado que el proyecto es viable. Estamos creciendo más que nunca porque la gente se ha dado cuenta de que invertimos con conciencia y responsabilidad, a la vez que somos un banco muy seguro. Como no especulamos, no arriesgamos el dinero, por lo que nuestro ratio de solvencia es de los más altos de Europa. Se pide a las entidades que tengan un core capital del 9 ó el 10% y el nuestro es del 14%. Nuestra idea es hacer banca, pero que sea sensata, profesional y con valores. Pensamos que el dinero no puede ir a cualquier tipo de empresa solo porque dé beneficio. Hay que ver otras cosas.

-¿Qué proyectos han financiado en España?

-Contamos hasta el último céntimo de lo que invertimos y se puede ver en la página web de la entidad. Hemos financiado escuelas, proyectos artísticos, teatros, energías renovables, agricultura ecológica, centros especiales de empleo, empresas de inserción laboral con discapacitados, cooperación al desarrollo...

-Pero ustedes no son una ONG. ¿Qué requisitos piden?

-Buscamos empresas viables que aportan un valor a la sociedad. Trabajamos como cualquier banco y cuando damos un préstamo tenemos que tener garantizado que se puede devolver porque esto no es una obra social ni una fundación. La diferencia es que invertimos en cosas que los demás no lo hacen.

-¿Qué presencia tienen en España?

-Tenemos unos 60.000 clientes, el doble que hace un año, y es mucho porque llegamos hace siete años y no hacemos publicidad. No me extrañaría que el próximo año volviéramos a duplicar nuestros números porque están viniendo muchos clientes. Tenemos oficinas en varias regiones y es casi seguro que abriremos una aquí en Málaga el año que viene. Posteriormente es posible que vayamos a Granada o Cádiz.

-¿Por qué habría que meter los ahorros en su banco y no en otro?

-Porque va a saber qué se hace exactamente con su dinero. La gente se tiene que preguntar qué hace el banco con su dinero. Uno puede ser un pacifista y no saber que su entidad está invirtiendo su dinero en armas, o ser ecologista y que su banco invierte en transgénicos. La gente critica a la banca, pero sigue llevando su dinero sin preguntarse qué hace con él. Es curioso porque cuando un cliente va a pedir un préstamo a un banco te piden todos tus datos personales, tus garantías, para qué lo quieres, etcétera. Cuando es al revés y es el cliente el que da dinero al banco, no les preguntamos nada. La gente acusa a los bancos, pero nadie es inocente. Los clientes piden más interés o regalos y si no se lo dan se van a otro banco, aunque no sepan qué va a hacer esa otra entidad con el dinero. No se pueden quejar porque los clientes han permitido a los bancos hacer lo que han hecho.