Desaparición de Manuel Marín El paradero del niño se desconocía desde el 31 de marzo

Hallan en un barranco el cuerpo del menor desaparecido en Canillas

  • Las hipótesis apuntan a que se precipitó de una altura de unos 60 metros y excluyen la participación de una segunda persona · La zona donde se encontró había sido inspeccionada desde otro punto

El desenlace que nadie quería imaginar en relación a la desaparición de Manuel Marín Hidalgo, el menor de Canillas de Aceituno cuyo paradero se desconocía desde el pasado 31 de marzo, se hizo ayer realidad. El cadáver del niño de 15 años fue encontrado en el fondo de un barranco de una zona escarpada situada a dos kilómetros del municipio conocida como Peña Grande. Fuentes de la Guardia Civil señalaron que todo apunta a que el fallecido se suicidó, aunque no se descarta la hipótesis accidental hasta conocer los resultados de la autopsia, que estaba previsto que se le practicase por la tarde.

El hallazgo del cuerpo sin vida de Manuel Marín, cuya búsqueda movilizó a todos los vecinos de Canillas y a los miembros de cuerpos de seguridad y rescate de diversos puntos de la provincia, se produjo sobre las 11:15 a los pies de un barranco de gran altura.

Efectivos del grupo de montaña de la Guardia Civil, que participaban en el dispositivo de búsqueda de 75 personas que ayer se puso en marcha, y a los que precisamente se les había asignado la inspección de esa zona por ser escarpada y de difícil acceso, divisaron el cadáver a los pies del acantilado, de unos 100 metros de altura, y dieron la voz de alarma.

Fuentes del Servicio de Emergencias 112 manifestaron que a partir de ese momento se activó el dispositivo de rescate. Teniendo en cuenta las dificultades orográficas del terreno, inicialmente se planteó que interviniese un helicóptero, posibilidad que se descartó poco después por la peligrosidad de la maniobra.

Los responsables del operativo decidieron que se recuperase el cadáver por tierra, hecho que se produjo en torno a las 15:30, y después fuese trasladado en un vehículo hasta el campo de fútbol municipal, donde se instaló un hospital de campaña en el que el médico forense y un familiar identificaron el cuerpo, que vestía la misma ropa del día de la desaparición y que portaba las llaves que se llevó el desaparecido.

Se dio aviso al grupo de apoyo psicológico y al 061 para que atendiesen a los familiares y vecinos, en previsión de posibles shocks nerviosos ante la gravedad de la noticia.

El guarda y celador forestal de Medio Ambiente que encontró el cadáver, José López, manifestó que, aunque el risco tenga una altura de unos 100 metros, Manuel se pudo precipitar desde unos 60. Además, señaló que el fallecimiento se pudo producir el mismo día de la desaparición.

Éste explicó que durante las primeras búsquedas del joven en la sierra, en los días posteriores a su desaparición, se había pasado muy cerca del lugar en el que finalmente se halló el cuerpo, pero que en el día de ayer se pudo observar porque se abordó la zona desde otro punto.

Fuentes de la Guardia Civil, cuyo equipo de Policía Judicial lleva el caso, señalaron que la hipótesis que se baraja con más fuerza es la del suicidio, aunque por precaución no se descarta la muerte accidental del menor.

El subdelegado del Gobierno, Hilario López Luna, que se desplazó ayer a Canillas de Aceituno nada más conocer la noticia, dejó claro que el menor no había sido empujado por nadie. "O se ha caído o se ha arrojado", manifestó.

El cadáver fue desplazado inmediatamente al Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga, cuyo director le practicó la autopsia. Al cierre de esta edición se estaba a la espera de la autorización del juez de Vélez-Málaga que instruye el caso para trasladar a Canillas de Aceituno el cuerpo de Manuel Marín.

El alcalde del municipio, José Manuel Aranda, expresó su consternación por el desenlace fatal, que tildó de "inesperado". Éste decretó ayer dos días de luto y a lo largo de la jornada de hoy se podría producir el sepelio del joven.

La pista de Manuel Marín se perdió en la tarde del 31 de marzo, cuando le dijo a un amigo que no iba a ir al entrenamiento de fútbol y después de eso nadie le volvió a ver, por lo que la familia se temía que lo estuviesen reteniendo contra su voluntad. La desaparición derivó en un dispositivo de búsqueda en el que se repartieron fotografías del joven con teléfonos de contacto en municipios de Málaga y se pegaron carteles en paradas de autobuses.

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